Ehud Eilam*
La actual campaña entre Israel y Hamás es la más feroz desde la guerra de 2014. Debería terminar por varias razones.
La Cúpula de Hierro de Israel tiene éxito en la intercepción de cohetes, pero a medida que continúa la campaña aumentan rápidamente las posibilidades de que uno o varios proyectiles provoquen un gran número de víctimas israelíes. Un golpe significativo, que dañe a decenas de israelíes, podría empujar a Israel a lanzar una ofensiva terrestre a gran escala en el interior de la Franja de Gaza. Tal ataque podría buscar derrotar a Hamás de una vez por todas, pero derrocar a su gobierno probablemente obligaría a Israel a conquistar la Franja por completo, un resultado que Israel no desea en última instancia.
La Franja de Gaza es un área pequeña (365 kilómetros cuadrados), y ha sido muy monitoreada por Israel, lo que facilita que las FDI recopilen información vital sobre Hamás y otros grupos allí. Las FDI también se han entrenado para enfrentarse a Hamás. Sin embargo, al retomar la Franja de Gaza cientos de soldados israelíes resultarán muertos o heridos, luchando contra su enemigo en la superficie y bajo tierra.
Hamás cavó largos túneles en la Franja de Gaza preparándose para la guerra, incluso en caso de una toma territorial de las FDI. Por lo tanto, la lucha no terminaría después de que Israel capturara toda la Franja. Las FDI tendrían que destruir la infraestructura militar existente. Los combatientes palestinos, no solo de Hamás, aspirarían a hacer daño a los israelíes, incluso tomarlos como prisioneros. Los israelíes en la Franja de Gaza serían inevitablemente blanco de emboscadas, artefactos explosivos improvisados, etc.
Casa en Ashkelon severamente dañada por un cohete lanzado desde la Franja de Gaza
(Foto: AFP)
Al igual que en campañas similares anteriores, Israel se ha basado en la potencia de fuego, principalmente a través de aviones, para conseguir logros significativos. Sin embargo, estos logros no alcanzan para una victoria completa. Dado que Israel no retomará la Franja de Gaza, Hamás mantendrá su base, se recuperará y producirá cohetes y misiles adicionales y más sofisticados con mayor alcance, precisión, etc.
Después de los ataques israelíes, Hamás podría necesitar meses, y en ciertas áreas, años para reconstruir su fuerza. En general, Israel ha logrado infligir un gran golpe a Hamás en esta ronda, incluido su comando naval.
Israel supone que más ataques en la ronda actual serán suficientes para paralizar el ala militar de Hamás, retrasando la llegada de otra ronda, pero no hay garantía de eso. Hamás seguirá teniendo la capacidad de desafiar a Israel.
Esta ronda comenzó tras los enfrentamientos en Jerusalén, que pueden volver a ocurrir en cualquier momento por diversas razones. Israel debe tener cuidado en este asunto, pero predecir de antemano qué provocará disturbios, y mucho menos otra ronda con Hamás, es una empresa especulativa. Ellos pueden confiar en la fricción entre judíos y árabes en Jerusalén como una excusa para atacar a Israel, produciendo otra campaña extendida.
Hamás es un representante de Irán, aunque independiente en muchos aspectos. Ha demostrado su autodeterminación en varios casos, como cuando se negó a luchar por Assad, el aliado de Irán, durante la guerra civil siria. Sin embargo, Irán reconoce la importancia de Hamás por su ubicación cerca de Israel, y porque es sunita. Irán, en su mayoría chiíta, utiliza este factor religioso para afirmar que ayuda a los sunitas, y no solo a los grupos chiítas como Hezbolá.
En años recientes, el entrenamiento y conocimiento iraníes ayudaron a Hamás a mejorar sus misiles y cohetes, y los resultados pueden observarse en este conflicto. Así, Irán golpea a Israel indirectamente, como parte del conflicto en curso entre ambos países. Israel devuelve el favor bombardeando objetivos iraníes dentro de Siria, y realizando operaciones encubiertas contra el programa nuclear de Irán.
La preocupación de seguridad nacional más importante de Israel es detener, o al menos retrasar, el desarrollo del programa nuclear de Irán. Es una prioridad máxima, por encima de cualquier problema que tenga con Hamás o cualquier otro.
Las conversaciones entre Irán, Estados Unidos y otras potencias sobre contener el programa nuclear de Teherán están en curso. Israel no tiene mucha influencia en esas negociaciones, y mientras esté ocupado con Hamás no puede concentrarse en lo que más importa: el programa nuclear de Irán. En ese sentido, Hamás sirve a Irán incluso si lucha contra Israel por sus propias razones. Este es otro motivo importante por el que Israel debería poner fin a la campaña actual.
Israel y Estados Unidos mantienen vínculos estrechos, pero la administración Biden no tiene relaciones muy amistosas con el gobierno israelí. Israel necesita a su patrocinador estadounidense para alcanzar el mejor resultado en la ronda actual con Hamás. Israel depende mucho más de EEUU para asegurarse de que las conversaciones con Irán sean efectivas para restringir su programa nuclear.
La preocupación de seguridad nacional más importante de Israel es detener, o al menos retrasar, el desarrollo del programa nuclear de Irán. Es una prioridad máxima, por encima de cualquier problema que tenga con Hamás o cualquier otro
Si Israel molesta a la administración Biden con respecto a la Franja de Gaza, Estados Unidos podría estar menos dispuesto a escuchar sus argumentos sobre Irán. La administración Biden le da tiempo a Israel para luchar contra Hamás, pero está claro que quiere que la actual campaña disminuya de intensidad. Si Israel persiste en esta ronda, corre el riesgo de aumentar la fricción con la administración Biden.
La Franja de Gaza ha estado bajo el gobierno de Hamás desde 2007. Debido a su mala gestión y su afán de enfrentarse a Israel, Hamás ha provocado una profunda crisis económica y social en la Franja. Algunos predicen que podría colapsar, llevando a miles de palestinos desesperados a infiltrarse en Israel y pedir ayuda. Evidentemente, Israel no prefiere este resultado. Si Israel continúa con esta ronda, aumenta la probabilidad de un mayor descalabro en la Franja de Gaza.
Muchos Estados árabes se oponen a Hamás y algunos, como los del Golfo, tienen vínculos con Israel. Los países árabes no pueden apoyar abiertamente a Israel en esta ronda, por temor a la opinión pública dentro de sus países y en todo el mundo árabe. La crítica árabe a Israel no es tan pronunciada como solía ser, pero esto puede cambiar fácilmente para peor. Cuanto más se prolongue esta ronda, mayor será la carga de víctimas entre la población palestina, lo que obligará incluso a los Estados árabes que han normalizado sus relaciones con Israel a hablar y tal vez incluso actuar contra el Estado judío.
En general, poner fin a la campaña actual frustrará a muchos en Israel que desean derrotar a Hamás. Sin embargo, Israel debería reducir sus pérdidas y no extender esta campaña, porque simplemente no valen la pena el costo y los riesgos.
*Investigador sobre la seguridad nacional de Israel.
Omer Dostri*
Tras nueve días de la operación «Guardián de los Muros» («la Espada de Jerusalén en Gaza»), las organizaciones terroristas Hamás y la Yijad Islámica han sido dañadas significativamente por las FDI. La intensidad de la respuesta israelí y la profundidad de la penetración de la inteligencia militar en las líneas de la organización los han sorprendido. Hamás ha estado suplicando que se ponga fin a la confrontación militar durante días. De hecho, habría preferido poner fin a la confrontación en un plazo de 24 a 48 horas. Israel se negó.
Las organizaciones terroristas de Gaza ya han lanzado más de 3000 cohetes contra la población civil de Israel. Intentaron llevar a cabo decenas de ataques con cohetes antitanques contra objetivos civiles y militares israelíes cerca de Gaza. Además, las FDI interceptaron con éxito decenas de vehículos aéreos no tripulados con dispositivos explosivos lanzados contra sus pueblos y aldeas cercanas.
Aunque hasta el momento han muerto seis civiles israelíes (por cohetes) y un soldado (por un misil antitanque), está claro que Hamás está sufriendo un enorme fracaso operativo en la actual confrontación militar. Pensó que sorprendería a Israel desde el aire, la tierra, el subsuelo y el mar, y le disuadiría de actuar en su contra. Pero Israel ha frustrado la mayoría de los intentos de Hamás de lograr el éxito operacional y estratégico.
El sistema antimisiles israelí Cúpula de Hierro se ha convertido en un espectáculo visual para todas las agencias de noticias
(Foto: Israel en Español)
Sin embargo, durante el actual conflicto Hamás consiguió una serie de logros en los que puede hacer alarde. Tras sus cohetes lanzados hacia el área de Jerusalén y cientos solo hacia la región central, incluido Tel Aviv, en un corto período, siguió el cierre temporal del aeropuerto Ben Gurión.
Quizá el mayor logro de Hamás en esta ronda militar, al menos hasta ahora, ha sido el «reclutamiento» de ciudadanos árabe-israelíes en ciudades árabes y las ciudades «mixtas». A través de la incitación antisemita y la propaganda antiisraelí, Hamás logró que masas de árabes israelíes llevaran a cabo disturbios y pogromos contra judíos, destrucción de propiedad pública y privada, medios de trasporte y edificios públicos, quema de sinagogas, lanzamiento de piedras, barricadas y saqueos. En términos de Hamás, esta es otra zona de guerra.
Incluso este no es un logro operativo militar en sí. El hecho de que Israel esté ocupado luchando en esta otra arena, principalmente interna, es para Hamás una ventaja operativa. Para ellos este es un logro estratégico de primer orden. Recibió lo que quería: ser percibido como el protector de los musulmanes y el salvador de Jerusalén a los ojos de los árabes de Judea y Samaria, el Este de Jerusalén e incluso los árabes israelíes. Esto en contraste con la Autoridad Palestina y el movimiento al-Fatah, percibidos como colaboradores de Israel. Con ello Hamás fortalece su imagen en detrimento del presidente de la AP, Mahmud Abbas.
Aunque Hamás y la Yijad Islámica han sido significativamente perjudicados, todavía no es suficiente para que Israel logre su objetivo en la actual operación: crear una disuasión a largo plazo
Aunque Hamás y la Yijad Islámica han sido significativamente perjudicados, todavía no es suficiente para que Israel logre su objetivo en la actual operación: crear una disuasión a largo plazo. Por lo tanto, aún no ha completado la misión. Israel no solo debe continuar la lucha, sino que debe aumentar la intensidad de sus ataques y concentrarse en los blancos más significativos.
Israel debería eliminar a los altos funcionarios de los brazos militares y «políticos» de Hamás y la Yijad Islámica, destruir muchas más torres e infraestructura gubernamental (que constituyen un símbolo de Hamás y sus estructuras operativas), continuar la destrucción de la «ciudad subterránea» (túneles utilizados por Hamás para el comando y control, almacenamiento de armas y ocultación de terroristas), y demoler los vecindarios desde los que operan Hamás y las demás organizaciones terroristas.
*Investigador del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción NMI.