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E n esta parashá Moshé Rabeinu, justo antes de dejar este mundo, se dedica a hacer un último esfuerzo para rectificar los caminos del pueblo de Israel.
¿Qué más podría agregar el gran líder del pueblo judío a lo ya mencionado en la Torá que él mismo nos entregó? Nuestros sabios explican que él sabía que el nivel espiritual de Israel iba a decaer y llegarían a alejarse del camino correcto, pues si inclusive en vida ya era difícil guiarlos, qué sería de ellos al quedarse sin su mentor. Por este motivo se dedicó a escribir el último libro de la Torá, llamado el Mishné Torá, la mano derecha de la Torá, ya que consideraba que por su mediación Israel conseguiría andar por el buen camino y respetar todas las ordenanzas de la Torá de Dios.
Sin embargo, en nuestra parashá está escrito que estas palabras de reproche las dijo justo después de liquidar a los dos grandes reyes de la época: Sijón y Ög. ¿Por qué? Expilica el Jidushé HaRim que la intención de Moshé fue la de dar el mayor efecto posible a sus palabras de ética, y si estas dos potencias se encontrarían presentes, su mala influencia y su impureza podrían llegar a opacar lo que pretendía decir a Israel.
De esta explicación se entiende que para poder influenciar para bien a las nuevas generaciones, manteniéndolas en el rumbo de nuestras tradiciones, es imperativo alejarlas de cualquier núcleo de maldad y falsedad. Como dice David HaMelej: “Apártate del mal y haz el bien”, pues parte intrínseca de alcanzar los objetivos positivos en nuestra vida es saneando nuestro medio familiar y social. De esta manera, y sin lugar a dudas, veremos solamente satisfacciones en nuestros hijos y nietos.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda