Recordamos que, hace varios años, el mundo occidental vio con espanto los múltiples, simultáneos y coordinados ataques terroristas que estremecieron París la noche del viernes 13 de noviembre de 2015, perpetrados por bandas islamistas, en los que murieron unas 130 personas y otras 415 resultaron heridas.
Los ataques consistieron en tiroteos sincronizados contra terrazas de bares y restaurantes, sumado el tiroteo y la toma de rehenes en Bataclan, una emblemática sala de conciertos parisina, y en explosiones suicidas alrededor del Estadio de Francia. La autoría de los ataques fue reivindicada por el grupo yijadista Estado Islámico (ISIS), a través de un comunicado difundido en video, en el que se afirmó que ocho de sus miembros llevaron a cabo los asaltos de París; se citó como causa la participación francesa en la guerra contra el Estado Islámico, y por “insultar al profeta”.
El sitio más afectado resultó Bataclan Music Club, ubicado en el XI Distrito de la capital francesa. Su historia es curiosa: dos hermanos judíos, Pascal y Joel Laloux, fueron dueños de ese teatro durante más de 40 años, hasta que lo vendieron en septiembre de 2015, un par de meses antes del ataque. Declararon que el predio había sido amenazado en diversas ocasiones por su apoyo público a Israel; en 2011, un grupo llamado “Ejército del Islam” les había hecho una seria advertencia.
Memorial en la entrada del salón Bataclan, centro del horror en los ataques islamistas de París de 2015. Muchos parecen, en cierta forma, justificar el ataque más mortífero que esa misma ideología perpetró en Israel el 7 de octubre de 2023
(Foto: Axios)
En el teatro Bataclan fueron asesinadas 90 personas asistentes al concierto de la banda de hard rock estadounidense, Eagles of Death Metal. Al menos cuatro hombres armados con fusiles de asalto, al grito de Allahu Akbar (“Alá es grande”) dispararon durante 15 minutos hacia la multitud; seguidamente, retuvieron a 120 rehenes. Avanzada la madrugada, un organismo de élite de la Policía Nacional francesa tomó por asalto el teatro y puso fin al secuestro.
Esos ataques de 2015 se calificaron como la peor masacre ocurrida en territorio continental francés desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Al igual que los ataques terroristas de Hamás en el sur de Israel el nefasto 7 de octubre pasado, que costó la vida a más de 1200 personas, innumerables heridos y unos 240 secuestrados, que es considerada la peor matanza que ha sufrido el pueblo judío desde el Holocausto. Además, se utilizaron métodos tan crueles como los de los nazis; fue un día en el que, en territorio del Estado judío, se remozaron atrocidades semejantes a las de la Shoá.
Los ataques terroristas de ISIS en noviembre de 2015, en distintos escenarios parisinos, especialmente en Bataclan, resultan ser la punta del iceberg, un tenebroso abrebocas de los horrores que perpetró Hamás el 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel
En su momento, los servicios policiales franceses manifestaron que “lo novedoso del 13 de noviembre es que los terroristas recurrieron a técnicas militares organizando ataques mediante comandos coordinados, por lo que Francia trasformó la lucha antiterrorista en una verdadera guerra”. Del mismo modo, avizoramos que, en numerosos aspectos y con mayor rigor, cambiarán las técnicas ofensivas y defensivas de Israel.
En definitiva, los ataques terroristas de ISIS en noviembre de 2015, en distintos escenarios parisinos, especialmente en Bataclan, resultan ser la punta del iceberg, un tenebroso abrebocas de los horrores que perpetró Hamás el 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel. ISIS y Hamás son movimientos análogos: ambos son radicales islámicos, brutales yijadistas, obsesivos, fundamentalistas e inhumanos genocidas, que pretenden establecer califatos regidos por la ley sharía. El mundo se horrorizó con los crímenes de ISIS, pero la indiferencia ante los enormes crímenes contra la ciudadanía israelí no solo resulta alarmante, sino peor aún, implica un paradójico consentimiento para que el Islam radical adelante su dominio y su proyecto de destrucción de la cultura judeocristiana.