El 4 de julio de 1976 se produjo un rescate espectacular de rehenes en el aeropuerto de Entebbe, en Uganda. Una operación militar sin precedentes, llevada a cabo por las Fuerzas de Defensa de Israel, dieron fin a un episodio de terrorismo que se ha convertido en legendario. Películas, libros, versiones de lo sucedido en las biografías de quienes tuvieron algo que ver en el evento. Los detalles se hicieron del conocimiento público con relativa brevedad, pero nunca en tiempo real o casi de inmediato. El jefe da la operación, Yoni Netanyahu, fue alcanzado por un disparo y perdió la vida. Los rehenes regresaron a casa, pero Netanyahu cumplió su misión sin regresar a casa.
El 8 de junio de 2024 se produjo un rescate espectacular de cuatro de los rehenes que estaban en Gaza desde el 7 de octubre de 2023. No creemos que este rescate generará libros ni películas, aunque sí documentales y condenas de quienes adversan a Israel. El comandante de la operación, Arnón Zmora, fue abatido durante la misma. Los rehenes regresaron a casa, pero Zmora cumplió su misión sin regresar a casa.
En 1976 y en 2024 las calles de Israel se llenaron de júbilo. En 1976, el mundo casi en su totalidad celebró el rescate. Condenaba sin ninguna inhibición a Idi Amin Dada, a la sazón mandatario de Uganda, por el apoyo prestado a los secuestradores. En 2024 no todos ha celebrado el rescate. Otros no condenan ni mencionan a Hamás, sus líderes en Gaza ni sus líderes en Doha, Catar. Desencantan los comentarios de Joseph Borrell, pero no sorprenden.
El público se congregó con banderas al paso de los restos de Arnón Zmora, en camino a su funeral en Jerusalén el domingo 9 de junio
(Foto: Flash90)
En 1976, había rivalidades y enfrentamientos internos en el gobierno de Israel. Opiniones encontradas entre el entonces primer ministro, Itzjak Rabin, y el ministro de Defensa, Shimón Peres. Eran sabidas, pero no se dilucidaban en público en tiempo real, ni estas ni tantas otras rivalidades. En 2024, en medio de la celebración por el rescate, los programas de noticias y opinión terminan resaltando diferencias entre gobierno y oposición, entre miembros de ambos sectores internamente. Se empaña el éxito logrado, se olvida un poco el duelo por Arnón Zmora. ¿Consecuencia de la inmediatez de la información? ¿De la diferencia de formación entre los gobernantes de ayer y hoy?
En 1976, un secuestro recibía una condena unánime. No se negociaba con secuestradores. Quienes apoyaban estas acciones eran también condenados, tildados y tratados de mala manera, al menos por un grupo de países y gobiernos que se definían como civilizados. Los terroristas eran calificados como tales, y sus amigos eran también condenados al escarnio. En 2024 el secuestro se considera un mecanismo legítimo de lucha. Se negocia con los secuestradores, en forma directa e indirecta. A los amigos y financistas se les trata con delicadeza, lejos de condenarlos directamente. A los terroristas se le denomina militantes o combatientes, como si sus acciones fueran legítimas y heroicas. A las víctimas se les exige paciencia y contención. Así las cosas, el secuestro se ha de convertir en una especie de ciencia para fortalecer posiciones de negociación de causas con fines inconfesables pero sabidos.
En 1976, un secuestro recibía una condena unánime. No se negociaba con secuestradores. Quienes apoyaban estas acciones eran también condenados, tildados y tratados de mala manera. En 2024 el secuestro se considera un mecanismo legítimo de lucha
En 1976, las vidas de los rehenes en Uganda importaban mucho mediáticamente; quizá mucho menos en lo real. La supervivencia de los judíos e israelíes secuestrados, por cualquiera de su condición israelí o judía, fue responsabilidad del Estado de Israel. En 2024, la vida de los rehenes en Gaza ha despertado la lástima y consideración de muchos, pero a más de ocho meses de su secuestro parece que su liberación está solo en manos de lo que pueda hacer Israel, o de lo que deje de hacer. Esto de secuestrar judíos es un tema recurrente, y no en balde las leyes religiosas le dan un valor supremo a los esfuerzos que se hagan por liberar secuestrados. Esto lo saben muy bien quienes cometen el secuestro, de allí los altos precios que exigen en todos los ámbitos asociados.
En 1976 el rescate de Entebbe puso fin a una situación. En 2024, el rescate de Gaza es un pequeño logro si se considera la cantidad de rehenes aún en manos de sus secuestradores. En 1976 la negociación con secuestradores era algo tabú. En 2024 se exigen negociaciones y cesiones. Incluso se prefiere la negociación a operaciones militares, en atención a las bajas que estas necesariamente conllevan, aun con el consabido fortalecimiento de los perpetradores del secuestro.
De Entebbe a Gaza hay una distancia en el tiempo no tan grande como la distancia en valores y concepciones de vida.