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A Hebraica, en su 50º aniversario
L a noble brisa del Ávila bajo un sol esplendoroso sobre el árido suelo que acoge a un pueblo que late. Así describiría a Hebraica: como un oasis en el desierto. Para los correligionarios que habitamos en esta tierra de gracia que a muchos de nosotros nos vio nacer, Hebraica es ese sitio de encuentro, de aprendizaje y de esparcimiento, ese sitio donde desde pequeñitos disfrutamos con nuestros amigos, ese campo en el cual ganamos y perdimos partidos de fútbol, esa piscina en la cual nadamos y entrenamos apuntando siempre a ser los mejores.
Es el lugar donde aprendimos acerca de la Torá, de ciencia, de principios y de buenos valores. Donde practicamos plena y activamente todas las ventajas que nos trae vivir en comunidad. Donde subíamos emocionados la rampa hacia el Kioskito a comprar algunas chucherías. Donde cuántos domingos comimos sintiendo como si fuera nuestra abuela la que nos estaba consintiendo, apreciando desde ese entonces la frase que hoy nos recibe al entrar a sus puertas “Shalom, bienvenido a tu casa”.
Hoy, atravesar los pasillos de Hebraica un domingo o durante la semana para apuntarme a hacer ejercicios o para dirigirme a alguna reunión, es una experiencia que muchos de nosotros disfrutamos y que extraña más la mayoría de los que se encuentran fuera del país.
Son notables y dignos de admirar todos los esfuerzos que realiza Hebraica día a día para recibir a personas de toda gama de edades, de todos los grados de observancia religiosa, para ser el lugar que acoge y recibe mientras que divierte y educa. Hebraica se ha adaptado a las necesidades de la comunidad de hoy, a las altas demandas de un público que cada vez pasa más parte de su día a día en este lugar. Desde el Rincón del Bebé hasta la Edad de Oro, Hebraica muestra su mayor interés en satisfacer a todo el público de edades.
Un día tras otro, el personal que labora en Hebraica demuestra gran entrega a través de una lucha incondicional. Es por eso que se han ganado con cariño un importante puesto para nosotros y al entrar a Hebraica también esperamos con cariño vuestras cálidas sonrisas y buena disposición. El cronograma de actividades variadas y multidisciplinarias que tiene hoy Hebraica es el digno ejemplo de un equipo de personas en constante retroalimentación con nuestros correligionarios que trabaja diariamente para satisfacer un público que está al tanto de cada una de ellas para seguir teniendo ese sentido de pertenencia que tanto se requiere en estos días inciertos. Subir la entrada de Hebraica luego de ser agasajados con un Shalom, bienvenido a tu casa, es realmente sentir que entramos a nuestra segunda casa. Ese sitio donde nos sentimos resguardados y seguros, tranquilos y felices. Hebraica es familia, es bienestar, es salud, es aprendizaje. Hebraica es punto de enlace entre pasado y presente, entre niñez y vejez. Hebraica es el sitio donde no hay diferencias, donde lo común nos une y nos agrupa mientras que compartimos todos como una gran familia. Hebraica, te deseamos los 120 años y más… para tener el privilegio de seguirte disfrutando de forma inclusiva, de habitar en ti, de que sigamos estando en tu suelo con vista al Ávila y que podamos seguir obteniendo todos los beneficios de este centro comunitario que representa tanto para todos nosotros, que reúne en un solo lugar infinidad de buenos recuerdos…
La noble brisa del Ávila bajo un sol esplendoroso sobre el árido suelo que acoge a un pueblo que late. Así describiría a Hebraica: como un oasis en el desierto.