Hace varios días, el portal The Jewish Press denunció que la Autoridad Palestina ha causado serios daños en el llamado Altar de Yehoshúa bin Nun (Josué), ubicado en el monte Ebal cerca de la ciudad de Nablus (Shjem), en Samaria, Cisjordania.
El monte Ebal se menciona en la Biblia, en los libros de Deuteronomio (Devarim) 27:4-8) y Josué (Yehoshúa) 8:30-35, donde se dice que ese líder construyó un altar allí siguiendo las instrucciones de Moisés, después de que los israelitas habían cruzado a la Tierra de Israel. El sitio se encuentra actualmente en el Área “B” de Cisjordania, bajo control de la Autoridad Palestina según los Acuerdos de Oslo. En 1980, el arqueólogo Adam Zertal, de la Universidad de Haifa, identificó los restos de un altar encontrado en el sitio como el que se describe en la Torá.
Durante los últimos meses, la Autoridad Palestina ha comenzado a pavimentar un camino que pasa cerca del sitio, con el objeto de de conectar el pueblo de Asira ash-Shamaliya con Nablus, obras que según la denuncia dañaron los restos arqueológicos. En respuesta a una acusación presentada por el diputado de la Knesset Mijal Shir hace dos meses, el viceministro de Defensa Michael Bitton respondió que las obras fueron aprobadas por la Administración Civil de las Fuerzas de Defensa de Israel, y que no había peligro para la el sitio arqueológico.
Sin embargo, la organización Shomrim Al Hanétzaj (“Guardianes de la Eternidad”) mostró un video publicado en Facebook por el municipio de Asira ash-Shamaliya, en el que, según afirman, se pueden ver trabajos pesados que causaron daños importantes.
Según Shomrim Al Hanétzaj, parte de la antigua valla que bordea el sitio fue desmantelada, y sus piedras habrían sido trituradas como grava para servir de sustrato para la pavimentación de la carretera.
El llamado “Altar de Yehoshúa” en el monte Ebal, Samaria
(Foto: Biblical Archaeology Society)
Yossi Dagan, jefe del Consejo Regional de Samaria, hizo un llamamiento urgente al comando de las FDI en el área y exigió que el problema se tratara con severidad y que la destrucción se detuviera de inmediato. «Esta es una continuación directa y desafortunada del desprecio a los sitios históricos del pueblo judío y el Estado de Israel», acusó Dagan.
Sin embargo, no existe acuerdo entre los especialistas. El arqueólogo Shay Bar, quien se hizo cargo del tema en la Universidad de Haifa tras la muerte de Adam Zertal en 2015, destaca que si bien varios factores apoyan la tesis de que se trate del Altar de Yehoshúa, se requiere mucho trabajo adicional para poder dar una respuesta definitiva.
La mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que el sitio se remonta a la Edad del Hierro, época de Yehoshúa. Al parecer era efectivamente un sitio de culto, aunque algunos sugieren que no se trataba de un altar sino quizá de una torre de vigilancia para proteger los campos circundantes. “No estoy dispuesto a dar una respuesta sobre si Yehoshúa fue quien construyó este sitio; no sería ético hacerlo basándose solo en datos parciales”, dice Bar. “Sin embargo, en el estado actual de la investigación, al observar la arquitectura, la cerámica y los otros hallazgos, parece que de hecho estamos hablando de un sitio de culto de ese período. Incluso para aquellos que no creen que el altar fue construido por Josué, en mi opinión sigue siendo uno de los lugares más importantes de la Edad del Hierro en Israel”, concluye Bar.
Debido a la polémica, el pasado 12 de febrero presidente Reuven Rivlin pidió al primer ministro alterno y ministro de Defensa, Benny Gantz, que las FDI investigaran. «Los informes de daños en el sitio del altar me preocupan profundamente. Escribo para que se investigue a fondo el caso, a fin de garantizar que no se produzcan más perjuicios en el patrimonio. Nuestra tierra tiene abundantes lugares sagrados de inmenso valor religioso, histórico y arqueológico. Estos sitios, incluido el Altar de Yehoshúa, son un patrimonio de incalculable valor nacional y universal».
Días más tarde, como informa The Times of Israel, Gantz respondió que las autoridades investigaron, y hallaron que los trabajos palestinos, efectuados por una empresa privada, no causaron daños al altar sino solo a un muro de contención externo del complejo. Agregó que el liderazgo palestino local aduce que el daño fue causado por error y que ya ha sido reparado.
Existe mucha sensibilidad sobre el tema, pues en numerosas oportunidades los palestinos han dañado deliberadamente restos arqueológicos, incluso en el Monte del Templo de Jerusalén, con el fin de suprimir la huella histórica judía en Éretz Israel.
Redacción NMI, con información de The Jewish Press, The Jerusalem Post y The Times of Israel.