Por: Moré David Chocrón
Asistente de Rabinos de la Unión Israelita de Caracas
moredavidchocron@gmail.com
L a parashá Matot comienza explicando las leyes sobre los votos y las promesas dichas directamente por Moshé Rabeinu (el líder ejemplar) a los líderes particulares de cada campamento de Israel. Cabe preguntarse por qué recalca la Torá que esta parashá está dicha a los líderes de los campamentos, ya que sabemos que todas las mitzvot fueron dadas siempre comenzando por los líderes y luego al pueblo. Explica esto el Jatam Sofer (1762-1839), diciendo que la costumbre del mundo es que los líderes y dirigentes prometan y aseguren a las multitudes muchas cosas que al final no cumplirán, y a veces hacen lo contrario a lo comprometido, siendo ellos los que deberían servir de ejemplo al pueblo a través de sus actos y comportamiento; al final, estos líderes quedan sin remordimiento y sin saber el daño moral y ético sembrado dentro del pueblo. Por esto mismo la Torá llama la atención y previene a los líderes ante todo: “No profanará sus palabras delante del pueblo: como todo lo que salga de su boca, hará” (30;3).
Rabí Aaron Twersky de Chernobyl (1784-1871) explica que todo dirigente de Israel debe afinar su oído para escuchar perfectamente lo que sus correligionarios opinan de él en todas las ramas del quehacer, y conocer todas las necesidades inmediatas que se requieran; según esto, tendrá cuidado en su comportamiento y acciones para bien del pueblo, que sea siempre todo bien para el pueblo.
Pero como dice el versículo mencionado, la Torá no solo condena el no cumplimiento de la promesa por falta del dirigente, sino agrega que todo como sale de tu boca así se debe hacer; y que el cumplimiento de la promesa debe realizarse con las mismas ganas y el mayor ímpetu, como lo hizo cuando prometió el asunto. Por lo mismo recalca la Torá que la voluntad y la emoción del que promete no se apaciguará en el momento del cumplimiento de la promesa y del voto, como continúa: “Y harás, como prometiste” (Devarim 23:24).
¿Cuántos líderes nacionales y comunitarios conocemos así? ¿Y cuántos de nosotros nos conducimos así cuando se trata de nosotros mismos, en lo que concierne a nuestro comportamiento con el prójimo y ante Hashem?
Acostumbrémonos a decir siempre antes de prometer o decir que vamos a realizar algo: Bli Neder —sin ganas de prometer—, y si no fuera esto importante y simple protocolo, ¿por qué nos apuramos y consideramos uno de los rezos más importantes del año, El Kal Nidrei?
Quiera Dios que nuestros dirigentes lean más la Torá y tomen solo y únicamente los conceptos del líder ejemplar universal: Moshé Rabeinu, y no copien ejemplos extraños de burocracia y demagogia de prometer lo que les será difícil cumplir con el fin de hacer más justicia social, que para esto fueron nombrados.