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Me dirijo a ustedes en esta oportunidad para aclarar algunos puntos sobre la polémica alcanzada por una caricatura de mi autoría, donde utilicé un símbolo religioso que ha desatado disgusto en la comunidad judía.
En principio mi intención no fue ofender a la asociación judía venezolana e internacional, de la cual soy profundamente admiradora, gracias a amigos que mantengo con mucho afecto y admiración, y por supuesto desde que aprendí en mis tempranas lecturas de historia lo difícil de ser una sociedad sobreviviente de odios y aniquilamientos masivos como fue el Holocausto.
En mis años de caricaturista he pasado por muchas experiencias frente al dibujo, yo misma he sido perseguida por el totalitarismo, he tenido que salir de mi país en búsqueda de otras tierras debido a muchos insultos y amenazas. Hoy en día vivo en un país libre y donde cada quien puede pensar libremente sin ser perseguido por el Estado.
En mi sentir y en mi pensar como mujer creadora les puedo asegurar que no hay ni un milímetro de “antisemitismo”, como se me ha catalogado en las redes sociales, y como se me ha insultado sin dejarme exponer argumentos valederos. Por eso cobra más sentido escribir esta carta para ustedes.
Si no fuera así también lo diría, con el tiempo tengo la tendencia a ser yo misma y a no ocultar la postura que me lleva en la búsqueda de mi propia vida. Creo en la palabra y en la discusión de las ideas, de una forma pacífica y sin la intención de aniquilarnos en las diferencias, con venganzas personales disfrazadas de argumentos, sino en utilizar el diálogo para la grandeza.
Creo y estoy segura de que todos, en algún momento, nos equivocamos y cometemos errores. Si esta caricatura fue un error, debido a la incorporación de un elemento “sagrado” que representa una cultura, yo asumo ese fallo y pido disculpas públicas, sé que eso no me empequeñece sino que me engrandece y me hace seguir adelante, por el camino de saber que la caricatura para mí no es un acto de crueldad, sino por el contrario es un espacio de encuentro, donde se exponen temas álgidos para entender detrás de lo oculto lo que subyace.
Mi pluma siempre ha sido fiel a los valores universales, a la democracia, a los derechos humanos y a la libertad de los pueblos. Mantener este pulso iluminado me ha cobrado un alto precio, pero les aseguro que vale la pena.
El uso del Menorá en esta oportunidad no lo vi como un símbolo religioso sino político, y confrontar religión o dogma con la razón es como juntar agua con aceite, lo cual puede traer consecuencias explosivas. Así me ha pasado también cuando he realizado caricaturas críticas a la Iglesia Católica utilizando la cruz como símbolo que la representa; he conseguido muchos insultos y hasta pasajes gratis a los infiernos, como también ocurrió con los caricaturistas de la revista francesa Charlie Hebdo, los cuales fueron asesinados por dibujar a Mahoma. NO creo que merecían ser asesinados.
La libertad de expresión es un territorio aún poco explorado, y con muchas aristas para su discusión en mitad de las diferencias.
Personalmente me dirijo a la comunidad judía para exponer mi error, asegurar que no soy antisemita, que mi pluma no está comprometida con hacer daño, y que aprender de los errores es más importante en la vida que no equivocarse.
Atentamente
Rayma Suprani
Caricaturista
Me dirijo a ustedes en esta oportunidad para aclarar algunos puntos sobre la polémica alcanzada por una caricatura de mi autoría, donde utilicé un símbolo religioso que ha desatado disgusto en la comunidad judía.
2 Comments
Creo que es incorrecto que se disculpe, porque la libertad de ideas o prensa contempla el a veces ofender a cierto grupo, es de hecho inevitable. ¡Cuántas veces se ofende a Jesús o a los cristianos! y eso hay que tolerarlo; de lo contrario, seríamos como los extremistas islámicos.
Rayma Suprani, es una artista caricaturista, demócrata al 100%, defensora de todas las libertades, justa, honrada, la cual ha librado una lucha sostenida por la situación de Venezuela, y siempre ha apoyado al pueblo israelí, todo mi afecto y respeto a su persona.