Mientras Estados Unidos se encuentra en transición, las FDI consideran que Teherán tiene menos probabilidades de tomar represalias, y está ganando terreno al expandir e intensificar su campaña aérea contra las fuerzas iraníes al otro lado de la frontera
Judah Ari Gross*
Durante las últimas semanas, Israel ha llevado a cabo al menos cuatro rondas de ataques aéreos en sitios vinculados a Irán en Siria, incluido un bombardeo importante en las horas previas al amanecer del 13 de enero, según los medios de comunicación, en una importante ampliación del alcance y frecuencia de estas acciones.
El ataque del miércoles fue una operación importante contra los esfuerzos de Irán para establecer una presencia militar permanente en el país, uno de los mayores bombardeos aéreos israelíes reportados en años, con más de 15 sitios atacados en el este de Siria a unos 500 kilómetros de Israel, según informes sirios.
El bombardeo fue más intenso de lo normal (en comparación, las Fuerzas de Defensa de Israel reconocieron haber alcanzado unos 50 objetivos en Siria durante todo el año 2020), y tuvo lugar mucho más lejos de Israel. Las otras tres rondas de bombardeo de las últimas semanas tuvieron lugar en áreas más cercanas a Damasco y el Golán sirio.
Las FDI no hicieron comentarios sobre los ataques nocturnos, de acuerdo con su política de no confirmar ni negar sus operaciones en Siria, salvo las que responden a algún bombardeo contra Israel. El aumento significativo en la frecuencia y el alcance de estas acciones se debe a una evaluación de las FDI de que es poco probable que Irán tome represalias de manera importante a corto plazo.
Las defensas aéreas sirias responden contra presuntos misiles israelíes dirigidos hacia el sur de la capital, Damasco, el 20 de julio de 2020
(Foto: AFP).
En general, durante el año pasado, Irán no ha respondido a los ataques aéreos israelíes, ya sea que no haya encontrado una manera de hacerlo o que Israel lo haya impedido, y actualmente Teherán parece estar preparándose para entablar negociaciones con el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, lo que resultaría más difícil si participara activamente en la lucha contra el aliado clave de Washington en la región. Mientras Irán adopta un enfoque de esperar y ver qué pasa, Israel está aprovechando.
Incluso si la frecuencia de los ataques de las FDI disminuye en las próximas semanas, es más probable que se deba a restricciones operativas a que la administración entrante de Biden intente frenar a Israel. Se espera que se mantenga la misma ventana de oportunidad mientras Teherán tenga esperanzas de entablar conversaciones con el nuevo presidente, lo que permitirá a Israel continuar sus esfuerzos en Siria, que tienen como objetivo evitar que Irán se atrinchere militarmente en el país y lo use para movilizar armas que amenazarían al Estado judío.
«La administración Biden no impedirá que Israel ataque [en Siria]», dijo Amos Yadlin, ex jefe de inteligencia militar, a The Times of Israel.
Según funcionarios israelíes, la campaña contra Irán en Siria ha sido en general un éxito, al obstaculizar los planes de Teherán y mantener al grueso de sus fuerzas más lejos de las fronteras de Israel. “Querían moldear [Siria] según el modelo de Hezbolá: tener allí masas de soldados, con misiles, con la capacidad de atacar, para agotar a Israel”, dijo el ministro Tzaji Hanegbi a la emisora de radio Kan. “En los últimos cuatro años no han logrado convertir a Siria en in segundo Hezbolá. Intentaron construir allí una fuerza militar, pero Israel, una y otra vez, destruyó esos intentos y esa infraestructura. No se han rendido, no se han dado por vencidos, pero han fracasado”, agregó.
El mes pasado, el Jefe de Estado Mayor de las FDI, Aviv Kohavi, hizo una afirmación similar, diciendo a los periodistas en una sesión informativa que las FDI han notado en los últimos dos años una marcada disminución en el número de combatientes respaldados por Irán en Siria, un aumento en la cantidad de bases militares iraníes que se están cerrando, y una reducción significativa en la cantidad de armamento que se trasporta hacia y a través de Siria. “El atrincheramiento iraní en Siria está en una clara tendencia a desacelerarse como resultado directo de las actividades de las FDI, aunque todavía tenemos un camino por recorrer para alcanzar nuestros objetivos en ese frente”, dijo Kohavi.
Sin embargo, la República Islámica no ha tirado la toalla, y aún mantiene una presencia militar significativa en Siria, aunque más pequeña de lo que desearía.
Según informes de los medios de comunicación sirios, los objetivos del ataque del miércoles fueron principalmente almacenes de armas alrededor de las regiones de Deir Ezzor y Boukamal, áreas que se sabe que contienen un número significativo de milicias respaldadas por Irán, y que son más difíciles de atacar para Israel debido a su mayor distancia de la frontera.
Funcionarios de inteligencia israelíes y occidentales, así como medios de la oposición siria, han dicho que estas áreas son utilizadas por Teherán como parte de un corredor terrestre para trasportar armas desde Irán a través de Iraq a Siria y, en algunos casos, al Líbano, donde tiene su sede su afiliado más importante, Hezbolá.
Las FDI han notado en los últimos dos años una marcada disminución en el número de combatientes respaldados por Irán en Siria, un aumento en la cantidad de bases militares iraníes que se están cerrando, y una reducción significativa en la cantidad de armamento que se trasporta hacia y a través de Siria
Boukamal también fue atacado varias veces en 2018 y 2019, en un intento fallido por bloquear la construcción de la infraestructura que probablemente se utilizó para trasportar misiles a Siria en las últimas semanas. “La otra parte, según tengo entendido, no está preparada para rendirse, porque han invertido recursos masivos en el éxito de Assad y quieren cobrar sus honorarios, que es su capacidad para operar libremente desde Siria, país al que salvaron de caer en manos de los rebeldes”, asevera Hanegbi.
Según Omar Abu Layla, activista con sede en Europa que dirige DeirEzzor24 —un colectivo de medios a favor de la oposición que cuenta con investigadores sobre el terreno en el este de Siria—, esos almacenes contenían un cargamento particularmente grande de misiles que habían sido traídos al área por la milicia de Fatimiyeon, apoyada por Irán, en las últimas semanas.
En forma poco común, un alto funcionario de inteligencia de Estados Unidos confirmó a Associated Press que Israel estuvo detrás de los ataques del miércoles. El funcionario dijo que la inteligencia detrás del ataque fue proporcionada por Estados Unidos. Sin embargo, es poco probable que Israel lance una acción tan significativa basada únicamente en la inteligencia estadounidense, según su procedimiento operativo estándar.
Más curiosamente, el funcionario también afirmó que los almacenes que fueron atacados se usaron para trasportar componentes que apoyan el programa nuclear de Irán, aunque esos materiales no fueron en sí mismos el blanco de los ataques. Esta afirmación es llamativa, dado que Deir Ezzor era la sede del reactor nuclear de Siria que fue destruido por las FDI en 2007.
Yadlin, actual director del influyente Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, descartó esa afirmación como «noticias falsas», y dijo que esas simplemente no son las líneas de suministro utilizadas por Irán para su programa nuclear.
Cuando se le preguntó si la atribución a un alto funcionario de inteligencia de EEUU de esas afirmaciones no les da crédito, Yadlin respondió con ironía: «Un ex alto funcionario de inteligencia israelí les está diciendo que esa información no tiene base lógica».
Riesgo nuclear
Los últimos meses han visto un aumento de las tensiones entre Irán y Estados Unidos e Israel, en medio de especulaciones de que el presidente estadounidense saliente, Donald Trump, usaría su última semana en el cargo para lanzar un ataque militar contra Teherán.
Estados Unidos ha desplegado bombarderos pesados B-52 en el Medio Oriente, envió un portaaviones al Golfo Pérsico, y buscó desafiar diplomáticamente a Irán mediante revelaciones de inteligencia que vinculan a la República Islámica con el grupo terrorista Al-Qaeda. EEUU también ha intensificado sus sanciones contra entidades iraníes. El jefe del programa nuclear militar de Irán, Mohsen Fakhrizadeh, murió en noviembre en un ataque que se atribuyó a Israel.
En un movimiento algo más sutil, el jefe del Mossad, Yossi Cohen, viajó a Washington para reunirse con el secretario de Estado Mike Pompeo, en un espacio público, lo que generó muchas especulaciones sobre lo que pueden haber discutido.
Irán, a su vez, ha tomado una serie de medidas provocativas en el frente nuclear, anunciando que está comenzando a enriquecer uranio al 20%, una importante contravención del acuerdo nuclear de 2015, que ha estado violando constantemente desde que Trump abandonó ese acuerdo en 2018. El miércoles, Teherán anunció que también está avanzando en la investigación del uranio metálico, un componente clave de las armas nucleares. Además, el ejército iraní ha llevado a cabo dos grandes ejercicios, uno centrado en drones y otro en la marina.
Irán también se apoderó de un petrolero surcoreano que navegaba por el Golfo Pérsico, un aparente acto de venganza por $7000 millones en activos iraníes que fueron congelados por Seúl.
“Si el gobierno de Estados Unidos se reincorpora al acuerdo nuclear, y esa parece ser la política declarada a partir de ahora, el resultado práctico será que Israel estará nuevamente solo contra Irán, que al final del acuerdo habrá recibido luz verde por parte del mundo, incluido EEUU, para continuar con su programa de armas nucleares”
Ministro israelí Tzahi Hanegbi
A pesar de estos crecientes signos de tensión, Hanegbi indicó que Israel no anticipa ningún tipo de ataque en los próximos días. «La evaluación [israelí] es que no sucederá nada dramático durante los próximos días. Esta es la calma antes de la tormenta».
El ministro, quien es considerado un aliado cercano del primer ministro Benjamín Netanyahu, explicó que la «tormenta» es lo que vendría cuando Estados Unidos negocie un nuevo acuerdo nuclear con Teherán, diciendo que si Israel no percibiera que tal acuerdo garantiza su seguridad, atacaría el programa nuclear de Irán.
Biden ha declarado públicamente su intención de unirse al acuerdo, conocido formalmente como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés), siempre que Irán también retome los términos del convenio como punto de partida para futuras negociaciones.
Quienes se oponen al JCPOA, así como algunos defensores del mismo, argumentan que un simple regreso al acuerdo reduciría los considerables efectos que ha logrado el régimen de sanciones de Trump. En cambio, argumentan que Biden debería intentar negociar un acuerdo mucho más fuerte que no tenga las fechas de vencimiento del JCPOA, con un mayor acceso para los inspectores internacionales, y que además aborde el programa de misiles balísticos iraní y su influencia maligna en la región. Los partidarios del plan de Biden sostienen que un acuerdo significativamente más sólido no es factible ahora, pero que podría negociarse en el futuro.
“Si el gobierno de Estados Unidos se reincorpora al acuerdo nuclear, y esa parece ser la política declarada a partir de ahora, el resultado práctico será que Israel estará nuevamente solo contra Irán, que al final del acuerdo habrá recibido luz verde por parte del mundo, incluido EEUU, para continuar con su programa de armas nucleares”, dijo Hanegbi. “Esto, por supuesto, no lo permitiremos. Ya hicimos dos veces lo que había que hacer, en 1981 contra el programa nuclear iraquí y en 2007 contra el programa nuclear sirio”, señaló, refiriéndose a los ataques israelíes que destruyeron los reactores nucleares de esos países.
*Corresponsal militar de The Times of Israel.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción NMI.