La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, en representación de la comunidad judía del país, cumple con el ineludible deber de manifestar su apoyo al Estado de Israel, en ocasión de la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que tuvo lugar el 23 de diciembre de 2016.
Las Naciones Unidas y los distintos foros que este organismo maneja tienen la peculiar costumbre de condenar frecuentemente a Israel, responsabilizándola en forma exclusiva de un conflicto cuya solución no ha de alcanzarse por esta vía de las condenas unilaterales, y el desconocimiento de situaciones que ameritan algo más que ello.
Resulta incompresible que sea la única democracia cierta de la región la condenada y sancionada, desconociéndose de forma peligrosa la responsabilidad de las partes involucradas en el conflicto palestino israelí. Llama poderosamente la atención que, en esta serie incontable de condenas y señalamientos, se desconozcan hechos históricos ciertos y comprobables, que constituyen en definitiva la base de la llamada civilización judeo-cristiana. La misma civilización cuyos valores y enseñanzas son, en principio, profesados por muy buena parte de, por ejemplo, los quince países miembros del Consejo de Seguridad, de cuyo seno ha salido la última resolución contra Israel.
En el caso de nuestro país, con mucho respeto y vergüenza, nos vemos obligados a señalar que no compartimos la iniciativa de la República Bolivariana de Venezuela, al haberse constituido en proponente de esta resolución.
El conflicto entre palestinos e israelíes es complicado y de larga data. Tiene en su haber muchos intentos fallidos de solución, y aunque tenemos nuestra posición al respecto, no es momento de expresarla. Lo que sí es pertinente mencionar, con firmeza y claridad, es la necesidad de negociación directa entre las partes, de reconocimiento mutuo y de cese de incitación y hostilidades.
Desde nuestra tribuna hacemos un llamado a todos los gobiernos, instituciones internacionales, formadores de opinión, y en definitiva a todos aquellos hombres y mujeres de bien, a contribuir, cada quien desde su posición, a promover el entendimiento, la justicia y la paz. Y hacemos un llamado de atención a no sumarse a posiciones sesgadas que poco o nada contribuyen a solucionar problemas, más bien logran entorpecer y servir, deliberada o inocentemente, a causas cuyas intenciones son nada nobles, además de inconfesables.
Caracas, 28 de diciembre de 2016