Amable, discreta, curiosa, dispuesta a aprender y acoplarse con los nuevos tiempos, era la querida Anita, quien fuera la primera secretaria del Colegio Moral y Luces “Herzl-Bialik”. La institución educativa comunitaria y NMI le rinden un pequeño homenaje a través de estos testimonios de quienes trabajaron con ella
“F ue un pilar indiscutible de nuestra institución, y con su cariño y amor supo ganarse el afecto de todos. Su compromiso con la educación comunitaria, su continuidad e identificación con los valores del Judaísmo fueron indiscutibles".
Nehama Anita Coifman de Zilzer nació en Nova Sulita, Rumania, el 30 de noviembre de 1927. Fue la primera secretaria, en el año 1947, cuando se fundó el Colegio Moral y Luces ‘Herzl-Bialik’, trabajando junto con el director David Gross.
Ocupó el cargo de secretaria de la Dirección de Primaria y le dedicó su vida a nuestra institución por más de 40 años. Estudió Secretariado Comercial en la Underwood Gregg, y Sicología en la Universidad de la Tercera Edad. Años después realizó un Diplomado en Escritura Creativa en la Universidad Metropolitana.
Conoció a Hans Zilzer, con quien se casó, y el amor que los unió pronto dio sus frutos, tres hijos que alegrarían la casa: Carlos, Rubén y Sonia.
Durante su permanencia en el colegio, Anita atendió a varias generaciones de miembros de la kehilá, ofreciendo siempre su mejor disposición y profesionalismo al servicio de la educación. Algunos de los directores con los que compartió su trabajo fueron David Gross, Luis José Bellorín, José Rafael Cortesía, Margot Labunsky, Benjamín Szomstein, Anita Kliksberg, Anita Lapco, y más recientemente con Lea Bentolila y Olga Hanono.
Su partida ha dejado un espacio físico irremplazable, pero lo que sí es seguro es que Anita estará presente en el corazón y la memoria de cada una de las personas que tuvieron el privilegio de trabajar y compartir con ella tantos años. Su paso por la institución formará parte de la destacada historia del Colegio Moral y Luces ‘Herzl-Bialik’”.
Ela Arnstein¿Cómo escribirle unas líneas a quien escribía para mí?
Fue mi maestra en protocolo, historia del colegio y de la comunidad. Maestra de muchas de las secretarias que aún hoy tenemos en nuestro colegio. Sus enseñanzas y consejos los mantendremos en las paredes de nuestro Moral y Luces, al cual Anita amó, respetó y asistió hasta casi el día de su partida.
Todavía la recordamos sentada frente a su escritorio y computadora, con su chaleco azul bordado con las letras ‘Herzl-Bialik’. Llevaba con orgullo sus años de servicio en el Colegio desde su fundación, y aprovechaba cada conversación y encuentro para trasmitir su experiencia de vida, sabiduría y trayectoria administrativa, la cual llevaba con la humildad y el humor que siempre la caracterizaron, incluso en sus momentos más delicados de salud.
Gracias, Anita, por querernos tanto”.
Lilian Bentolila“En ocasiones desaprovechamos oportunidades pensando que más tarde, otro día o en el trascurso de la semana, se repetirán. Hoy reconozco, muy a mi pesar, haber cometido el inmenso error de haber dejado pasar una ocasión especial.
Y es que hace dos años, trabajando como voluntaria en el montaje de la Proveeduría Escolar, coincidí con Anita, quien, entre inventarios de útiles, contaba anécdotas de sus inicios laborales en el colegio y comentaba orgullosa haber trabajado para varios de los directores de la institución. Al finalizar la jornada me despedí, solicitándole continuar pronto con tan interesante conversación.
Lamento no haberlo hecho, me dejé llevar por los apuros del día a día o por infinidad de excusas, y me perdí de lo que estoy segura serían unas historias maravillosas. Mil gracias, Anita, por una mañana tan especial”.
Gracias, Anita, por querernos tanto”.
Rosa Bittán de Goldfarb“En ocasiones desaprovechamos oportunidades pensando que más tarde, otro día o en el trascurso de la semana, se repetirán. Hoy reconozco, muy a mi pesar, haber cometido el inmenso error de haber dejado pasar una ocasión especial.
Y es que hace dos años, trabajando como voluntaria en el montaje de la Proveeduría Escolar, coincidí con Anita, quien, entre inventarios de útiles, contaba anécdotas de sus inicios laborales en el colegio y comentaba orgullosa haber trabajado para varios de los directores de la institución. Al finalizar la jornada me despedí, solicitándole continuar pronto con tan interesante conversación.
Lamento no haberlo hecho, me dejé llevar por los apuros del día a día o por infinidad de excusas, y me perdí de lo que estoy segura serían unas historias maravillosas. Mil gracias, Anita, por una mañana tan especial”.
Gracias, Anita, por querernos tanto”.
Rosa Bittán de Goldfarb“Nuestra querida Anita es, sin lugar a dudas, una de las personas más inspiradoras que he tenido cerca de mí en los últimos años. Su humildad, su sabiduría, su deseo de superarse y de prepararse, a pesar de su avanzada edad, eran dignos de admirar.
El amor, entrega y lealtad que Anita me brindó en los años que trabajé con ella y que le dio a nuestro colegio, son un recuerdo que llevaré siempre en mi corazón. La caracterizaba su capacidad para agradecer y colaborar en lo que fuese necesario, buscando siempre sentirse útil y apoyar en lo que se presentara.
Al final de cada período escolar, desde hacía varios años, Anita solicitaba tener una conversación conmigo para saber si seguiría requiriendo de su apoyo. Por supuesto que la necesitábamos y la queríamos con nosotros, era siempre mi respuesta, haciéndole notar lo valiosos que eran su trabajo y su presencia. Con una gran sonrisa y una expresión de mucha tranquilidad se despedía de ese rutinario encuentro anual, agradeciendo que la tomáramos en cuenta.
Recuerdo muy especialmente la emoción con la que me relataba y al mismo tiempo escribía sus memorias y la historia del colegio, en el marco de la celebración de su 60º aniversario. Sin temor a equivocarme, Anita dejó una huella imborrable en nuestra institución y en todos los que tuvimos la bendición de conocerla”.
Olga Hanono“Siempre recordaré a mi querida Anita con mucho cariño, pues fue nuestra primera secretaria cuando estudié en el colegio y una persona preparada, eficiente y atenta”.
Belén Lapscher“Anita fue una trabajadora incansable, ejemplar, excelente compañera y amiga... Representa los mejores momentos compartidos en nuestra casa, Moral y Luces ‘Herzl-Bialik’. Gracias por tanto, en tan poco tiempo”.
Érika Flores“Fuiste una persona muy importante, nos diste los mejores ejemplos de superación y entrega. Tu forma de ser hizo que siguiéramos adelante. Hoy hay un vacío en nuestro corazón. Nunca te olvidaré”.
Mercedes Heredia“Eternamente Anita:
La vida es un puerto donde todos llegan y se van. Hoy te tocó a ti dejarlo, pero tu ser, tu espíritu y tu esencia vivirán en mi alma y en mi corazón. Un día tuve la fortuna de conocerte y, en cierta forma, convivir contigo. Físicamente no estás, pero mientras vivas en mi corazón, serás eternamente mi amiga Anita”.
Derlis Villar Alcázar“Mi querida y siempre recordada Anita:
Conocerte y compartir contigo durante varios años en el colegio fue uno de los privilegios más grandes y satisfactorios que he tenido en esta institución. Tu entrega y abnegación por el trabajo era única. Ninguna como tú para plasmar en tu ‘Circular azul’ el sentir de cada docente, cuando te pedíamos reseñar alguna actividad dentro del contexto escolar. Te fuiste, sin embargo siempre y por siempre estarás presente en mi corazón.
Hasta siempre y por siempre, mi Anita”.
Esther Silva de Díaz“Qué difícil es resumir en pocas palabras lo que Anita significó en mi vida. Decir Anita es dar ¡gracias! Gracias por intuir mis tristezas o malos momentos y nunca dejar de aconsejarme. Gracias por decirme: ‘¿Y ahora qué estás tejiendo?’, y animarme a seguir con esas labores, alabando mis creaciones. Gracias por dejarme aprender de tu exquisita forma de escribir y permitirme, aun nutriéndome de ti como alumna, la osada labor de revisar y corregir tus redacciones. Gracias por darme la oportunidad de trabajar a tu lado, de abrirme las puertas de la Primaria y de crecer contigo… Gracias, Anita, por estar en mí, aquí, ayer, hoy y siempre…
¡Dios te bendiga!”.
Mariela Salcedo Torres“Querida Anita, o ‘Anitusss’, como te decía cariñosamente…
Hablar de ti es hablar de una enciclopedia viviente, requiere de muchas largas horas y cantidad de folios incontables, pues siempre nos enriquecías a todos con tus vivencias, frases y sabios consejos para cada ocasión. Siempre estuviste dispuesta a enseñar y aprender de cada una de las personas que te rodeaban. Como tú decías: ‘Nunca te acuestes sin aprender’, o ‘Cómo me encanta aprender de la juventud’. Fuiste una excelente amiga, madre y compañera de trabajo. Has dejado un inmenso e incalculable vacío en nuestros corazones. Te fuiste, pero eternamente serás recordada entre nosotros y serás el digno ejemplo a seguir. Hoy, mañana y siempre te recordaré.
Que Dios te tenga en el mejor lugar, e infinitas gracias, Anitusss, por lo mucho que me diste”.
Yanira Barandiarán“Cuando decimos Anita nos referimos a alguien muy especial. Una persona sincera y alegre. Me siento orgulloso de haber trabajado tantos años con ella. Cuando se murió mi madre, me entregó una carta de condolencia con un mensaje muy especial, la cual aún conservo”.
Cristóbal Romero“Anita, te marchaste por el camino que todos recorreremos algún día.
Hablar de Anita es hablar de una persona muy especial, de la compañera y de la amiga. Cómo olvidar el apoyo franco y sincero que me brindaste desinteresadamente en mis inicios en el Colegio de San Bernardino, guiándome y orientándome en mis labores. Nunca olvidaré esos bellos momentos que compartimos juntas.
Siempre te recordaré y te llevaré en mi corazón”.
Rosaura Oliveros“Mi querida Anita:
Tener que concretar en unas líneas mi amor, admiración y respeto no es tarea fácil, cuando los sentimientos de tristeza por tu partida nublan mi mente y las lágrimas se hacen presente. Dondequiera que te encuentres, solo quiero que recibas mis infinitas ¡gracias! por todo el afecto que me diste”.
Tu niña,
Ismar Díaz“Hablar de Anita es hablar de una mujer virtuosa, íntegra y ejemplar, amén de los innumerables atributos que poseía. La entrega y la constancia que por años demostró Anita nos anima a seguir su ejemplo. Su alto nivel de responsabilidad y su ímpetu de superación es y será por siempre el mejor legado que pueda dejarnos. Me siento privilegiada por haberla conocido, y agradecida con Dios por haberme inculcado por tantos años valores, como solo ella supo hacerlo. Solo pido que desde donde esté siga cuidándonos y protegiéndonos como siempre lo ha hecho”.
Jacqueline Cababie