Este 24 de mayo, Benjamín Netanyahu se convirtió en el primer jefe de gobierno en activo de Israel en sentarse en el banquillo por delitos de corrupción y, poco antes, volvió a cargar contra las instituciones del Estado, ante un juicio que ha evidenciado la profunda polarización social del país.
Justo una semana después de tomar posesión de su quinto mandato como primer ministro de un controvertido gobierno de unidad con el centrista Benny Gantz, Netanyahu no pudo evitar, como intentó, la foto en el banquillo, aunque la obligada mascarilla por la pandemia y los planos de espalda disimularon la expresión de su rostro.
«Querían grabarme en la corte como parte de vuestra propaganda, pero yo quiero que la gente vea la imagen completa, que conozca todo», afirmó sobre la retrasmisión del juicio en directo, pero después de haber intentado evitar acudir a esta primera audiencia, en la que se formalizó la lectura de los cargos.
La ley contempla hasta diez años por delito de cohecho y hasta tres por fraude y abuso de confianza, de los que se tendrá que defender en tres casos separados de corrupción por recibir regalos a cambio de favores y supuestos tratos para recibir una cobertura positiva de los medios.
Infografías: Hatzad Hashení
«Lo que se está juzgando hoy es un esfuerzo para frustrar la voluntad del pueblo, para derrocarme a mí y al campo de la derecha», denunció Netanyahu, minutos antes de que se iniciara la audiencia. El primer ministro cargó contra los periodistas de izquierda, cuestionó las pruebas presentadas que considera «fabricadas», y denunció por «chantaje» a los testigos.
Fiscales, policías y medios fueron el blanco de su breve intervención ante la prensa, rodeado de diputados y miembros de su partido Likud y del recién creado Ejecutivo.
El jefe de gobierno que ha estado más años en el cargo en Israel se mostró confiado de su defensa, y no dudó en volver a desacreditar a la Fiscalía por lo que considera una «absurda acusación»: «¿Están bajo presión? ¿tienen algo que ocultar, algo personal?», sugirió.
Manifestantes a favor y en contra
Cientos de manifestantes coparon las calles en torno a la Corte del Distrito de Jerusalén para manifestarse a favor y en contra de Netanyahu, pese a las restricciones por el coronavirus, mostrando la división que genera este juicio en el país. «(Avijai) Mandelblit, dimite», se leía en algunos carteles en referencia al fiscal general del Estado, mientras otros mostraban imágenes suyas vestido de presidiario, olvidando que fue el propio Netanyahu quien lo nombró.
Los gritos de los manifestantes se colaron en la corte y llegaron a ser la música de fondo de una tensa audiencia, en la que Netanyahu solo se manifestó escuetamente durante el protocolo del procedimiento.
También frente a su residencia en la calle Balfour, en el barrio jerosolimitano de Rehavia, cientos de personas, muchas de ellas con la bandera negra que identifica las protestas contra Netanyahu de los últimos meses, lo calificaron en inglés como crime minister («ministro del crimen»).
En la audiencia preliminar, los abogados de la defensa intentaron retrasar el inicio del proceso legal hasta 2021, alegando que no han tenido tiempo de revisar la documentación, en lo que ya de por sí se prevé como un juicio que puede durar años.
La vicefiscal general del Estado, Liat Ben Ari, pidió no alargar el procedimiento: «La opinión pública tiene derecho a que este caso avance y se resuelva», afirmó. Poco después de que terminara la audiencia, los tres jueces del tribunal que se encargarán del caso convocaron la próxima vista preliminar para el 19 de julio.
Al finalizar esta jornada histórica, Mandelblit advirtió de que la Fiscalía «no se dejará amedrentar, y actuará sin miedo bajo el principio de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley», en clara alusión a los embates de Netanyahu y sus seguidores.
Fuente: EFE y Aurora. Versión NMI.