Rachel Chocrón de Benchimol
El día 15 del mes de Shvat es mencionado en la Mishná como el Año Nuevo de los árboles. Sin relación alguna con hechos históricos o religiosos, evidencia tan solo la íntima fusión del pueblo judío con la tierra, y su profundo amor a los árboles y a la naturaleza en general.
El año se calcula desde esta fecha en los asuntos referentes al diezmo del fruto del árbol y otras leyes semejantes. Una de las costumbres asociadas con este día es asegurarse de comer alguno de los frutos que crecen en Israel.\Ahora bien, como todas las festividades que se celebran en el calendario judío, Tu Bishvat trae varias hermosas enseñanzas, de las cuales desarrollaré dos que me llaman poderosamente la atención.
Es curioso que el año Nuevo de los Árboles se celebre justo en la época invernal de Israel, cuando precisamente el aspecto físico de la naturaleza es el menos agraciado de todo el año. Sabemos perfectamente que el invierno despoja al árbol de sus hojas y lo marchita, produciendo a nuestros ojos un panorama lúgubre y triste. ¿Por qué entonces se estableció precisamente esta celebración en esta época del año, cuando las plantas y los árboles parecieran estar en su mínimo de belleza y resplandores?
Y aquí viene el hermoso mensaje, que debemos conservar en nuestras mentes y corazones para el resto del año. Aun en el peor y más triste de los momentos de nuestras vidas debemos conservar intacta nuestra fe, nuestra emuná de que en un tiempo corto volveremos a florecer y levantarnos, como esos árboles que tras el devastador invierno florecen hermosamente al llegar la primavera, y con ella la esperanza de un año colmado de frutos, que se traducen en berajá (abundancia) para todos los seres humanos.
Como ese árbol, desprovisto de hojas y frutos, las personas en este mundo pasamos por momentos difíciles, en los que el frío invierno y la oscuridad parecieran no tener fin, haciéndonos sentir vulnerables y frágiles, al igual que todo el reino vegetal en plena tormenta invernal.
No obstante, con la llegada de la primavera llega el calor, la protección del sol, y por ende comienzan a florecer y renacer las esperanzas de una mejor vida llena de abundancia, representada por los múltiples frutos que se asoman en las ramas de esos árboles que se engalanan de esplendor.
Ese es uno de los mensajes principales en la celebración de Tu Bishvat: después de la tormenta vendrá la calma, después de la oscuridad más profunda siempre sale el sol, que nos calienta y nos llena de vitalidad para continuar afrontando los altibajos de la vida. En la primavera llegan los frutos, y con ellos la bendición de la abundancia y la prosperidad.
El otro mensaje relacionado con Tu Bishvat viene dado por la contradicción que se presenta entre la ciencia y la Torá con respecto a los reinos de las cadenas alimenticias. Según la ciencia existen tres, cuyo orden vendría dado de la siguiente manera y de forma creciente: el reino mineral (inerte y sin movimiento), el reino vegetal (que tiende a crecer y movilizarse hacia arriba, o sea hacia el cielo), y por último el reino animal, que se desplaza a lo largo de los campos y de la tierra.
Para la Torá son cuatro; el más importante, y que abarca y controla a los tres anteriores, es el hombre, quien se desplaza, tiende a crecer a través de su vida no solo física sino espiritualmente, y quien posee en su interior gran parte del reino mineral.
En pocas palabras, la vida del hombre se complementa con la de la naturaleza, y viceversa, producto de un detallado plan concebido por el Creador del Universo, quien controla todo a nuestro alrededor. Este es, sin duda alguna, otro hermoso y significativo mensaje de Tu Bishvat.
El mundo físico y lo que lo rodea fueron concebidos para ejecutar un plan maestro, en el que el hombre es la cúspide y objeto central para quien Dios obró tan perfecta y minuciosa creación, detallada y calculada milímetro a milímetro, para recordarnos a cada instante de nuestras vidas que por encima de nosotros hay Alguien dirigiendo y renovando a diario esta hermosa obra llamada tierra. En conclusión, Tu Bishvat nos recuerda y recalca las maravillas de la creación, su acoplamiento perfecto y la inclusión de los cuatro reinos para dar vida constante y renovadora a todo el planeta Tierra.
Disfrutemos del Séder que debe organizarse para la celebración de Tu Bishvat, con al menos dos o tres frutos existentes en la tierra de Israel. Hagamos berajot sobre ellos, y recordemos los mensajes de emuná y reconocimiento a nuestro Creador, para así atraer la abundancia, la prosperidad y el buen sustento (parnasá tová) para todos nosotros y Am Israel todo.
¡Tu Bishvat Saméaj!