“Y Caminaré dentro de ustedes, y Seré para ustedes Di´s, y ustedes serán Mi pueblo. Yo Soy el Eterno su Di´s, Quuien los ha sacado de la tierra de Egipto, de ser para ellos esclavos, y quebraré los soportes de su yugo, y andaré junto a ustedes con orgullo” (25, 1)
Explica Rashí: “Con orgullo”, es decir, con la espalda erguida.
Pregunta el “Jatám Sofer”, ZT”L: “Nuestros sabios en el talmud (tratado de kidushín, 31), dicen que es prohibido para cualquier persona caminar cuatro pasos de forma orgullosa, con la espalda erguida.
Si es así ¿Cómo es que en nuestra perashá el Todopoderoso nos asegura que, de cumplir con su Voluntad, andaremos junto a Él con orgullo, de manera altiva?
Es posible responder lo siguiente. La razón por la que está prohibido caminar, o conducirse, de forma engreída, es porque así la persona desplaza la Presencia de Di´s. Y nuestros sabios nos dicen que debemos presentar una actitud sumisa ante el Amo del Universo, Quien se encuentra muy por encima de nuestras “cabezas”.
Y Rashí ahí agrega: “El que va orgullosamente, se ve como si rechazara a Di´s”.
Pero en nuestro caso está escrito: “Y andaré junto a ustedes…” Explica Rashí: “Pasearé con ustedes en el Gan Eden. Él estará con nosotros, y por este mismo motivo iremos con orgullo. Y, por supuesto, no habrá en ello: “Como si rechazara la Presencia de Di´s”.
El primer análisis que hace el libro “Orjot Tzadikim” – que trata de temas de ética y moral – es sobre la mala cualidad del orgullo, o la soberbia.
Actitud que se compara a hacer idolatría, siendo la base fundamental de todos los pecados, y de las fallas en la personalidad del ser humano. Y la razón es porque la persona se sitúa en centro del universo, poniendo por delante a sus propios intereses, dejando atrás cualquier deseo altruista… olvidándose así del Creador del universo.
No obstante, cada uno de nosotros puede testificar, que los más grandes avances en el mundo entero, fueron gracias a ese sentimiento de superación, de demostrarse a sí mismo – y a los demás – que tiene numerosas capacidades, que su intelecto da para ser realmente tomado en cuenta. Ni hablar del orgullo nacional, del sentimiento patriótico, indispensable para mantener los intereses comunes bajo protección del enemigo. En fin, el ser humano es lo que es, gracias a su amor por sí mismo, al deseo innato de superación.
¿Cómo conciliar lo mencionado por el “Orjot Tzadikim”, y esta tendencia natural del hombre?
Es justamente la intención de lo recordado en nuestra perashá: “Y andaré junto a ustedes con orgullo”. Es imperativo amarnos a nosotros mismos, reconocer nuestro enorme potencial y nuestras aptitudes, pero nunca olvidarnos de dónde venimos, de Quien nos ha dado la vida, y todas las herramientas para desarrollarnos y trascender por sobre lo material.
Reconocer nuestro valor, teniendo la absoluta claridad que el Amo del mundo es el origen de todo, es la única manera de apegarnos a Él y percibir – mano a mano – ese verdadero y genuino sentimiento de orgullo.
Shabat Shalom