D e las tantas bendiciones que recibimos por parte del hechicero Biläm -mencionadas en esta parashá- destaca la siguiente: “Pues no hay agoreros en Yaäcov ni hechiceros en Israel, ahora se le dirá a Yaäcov y a Israel qué es lo que hará Dios”.
Rashí explica: “Es propio bendecir a Israel, ya que no existen entre ellos ni brujos ni hechiceros”. Y ¿cuál es esa bendición? Continúa Rashí: “En un futuro habrá un momento como este en el cual se revelará el cariño que Dios les tiene, a ojos del mundo entero; pues ellos se sientan y estudian Torá de ‘boca’ de Dios, y ocupan un puesto mucho más interno que el de los ángeles que sirven al Todopoderoso. Y ellos les preguntarán por lo que Dios hará en un futuro. Y a esto se refiere el pasuk: ‘Y tus ojos contemplarán a tu Maestro’ (Midrash Tanjumá). Una bendición muy peculiar, ya que parece que la manera de conocer lo que llegara a hacer Dios es cuidando que no haya dentro del pueblo judío gente como Biläm, brujos o hechiceros”.
Rabí Shimshon Hirsch, ZT”L, explica lo siguiente: “(Dice Biläm a Balak) Tú buscas la sabiduría de ‘los visionarios’ de esta nación, y en esta medida haces depender el éxito o el fracaso de esta fuerza en un futuro. Y buscas esta sabiduría, que consideras tantea en ‘adivinaciones’, en la oscuridad de las tinieblas. Aquello que tú tildas de ‘encantamientos’, cuya fuerza supera el poder humano, y quien la posee se hace llamar dueño de los senderos del destino. Esta ‘maestría’, que dejaría sin posibilidad a cualquier nación, Yaäcov-Israel no la necesita, pues en momentos de desgracia y apuro, Yaäcov no escuchará a los brujos y hechiceros. Y la grandeza de Israel ciertamente no vendrá por causa de la fuerza de la brujería.
He aquí que, justo en estos momentos, hablando tú y yo, se presenta con claridad nuestra falta de poder frente a la nación de Dios, en este preciso momento se le revela a Yaäcov y a Israel qué es lo que hará el Todopoderoso con nosotros. En lugar de la patética ayuda que podría proporcionar la ‘ciencia’ de los hechiceros, Yaäcov-Israel de forma gratuita tienen el mérito de acceder a la palabra de Dios”.
La brujería, y cualquier ciencia que se le parezca, son frontalmente opuestas a nuestra visión de la realidad. Mientras que los pueblos gentiles buscan su bienestar y tranquilidad física por cualquier medio que se les presente, incluso la impureza, Israel persigue la cercanía con Dios a cualquier precio. Las naciones asumen que hay una realidad física y también una espiritual; si algo no va en el medio físico, apelarán al espiritual. Pero Israel sostiene que hay una sola realidad: la de Dios, ya que el marco físico en el que vivimos es parte de la existencia espiritual, es el espacio transitorio para alcanzar la vida eterna después de los 120 años.
De esta manera, si llegaren a presentarse situaciones difíciles o de peligro, apelarán a la salvación de Dios. Y asumirán ese escenario como una oportunidad más para aproximarse al creador del mundo, pues él es la realidad verdadera, y todo lo que nos rodea es parte de su realidad (ver Rambam, Principio de Hiljot Deöt).
El gran poder al que apeló Balak, la hechicería, quedó anulado frente a la fuerza interna de Israel, la Torá, su inocencia e integridad para seguir y cumplir la palabra de Dios.
Israel estudia Torá, y por medio de ella alcanza la mayor cercanía que pudiera mantener el ser humano con su creador. A esto se refiere el Midrash cuando dice que Israel se encuentra en un sitio muy interno en la esfera espiritual elevada, donde solamente los seres celestiales pueden deambular. Si en algún momento deseamos saber cuáles serán los designios de Dios, simplemente ahondamos más en la Torá, apegándonos al Todopoderoso, absorbiendo su infinita sabiduría. Por este motivo recurrimos a nuestros grandes de la generación, quienes constantemente se encuentran en este plano espiritual. Aquellos que realmente pueden saber qué es lo que pasa allá, y de qué manera actuar para movernos de la mejor manera acá.
No necesitamos brujos ni agoreros, eso es para personas superficiales quienes buscan en lo espiritual lo mundano.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda.