El estudio indica que los israelíes tienen mayor confianza en las fuerzas armadas que en el actual gobierno, pero en general mantienen su fe en el futuro del país
Herb Keinon*
Israel sigue firme, tras más de 10 meses de su guerra más larga desde la lucha por la independencia hace 76 años.
Los israelíes, lejos de desesperarse, se aferran a la fe en el futuro del Estado judío. Confían en la victoria en Gaza, en gran medida están seguros de su seguridad personal, y están más dispuestos que nunca a ver a sus hijos e hijas dirigirse al frente.
Esta perspectiva optimista se refleja en una reciente encuesta del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) que, entre el 7 y el 11 de agosto, planteó a 772 israelíes judíos y 200 israelíes árabes diversas preguntas sobre la guerra y la situación general del país. En una época en la que los medios de comunicación, tanto dentro el país como en el extranjero, presentan a Israel como una nación en vilo, amenazada por Irán y Hezbolá, angustiada por los rehenes y dividida por el primer ministro Benjamín Netanyahu y el gobierno, estos resultados son tan sorprendentes como contraintuitivos. La encuesta revela un país que, a pesar de todo, todavía cree en sí mismo.
Sin embargo, la encuesta también revela una marcada división entre los judíos israelíes y los árabes en su forma de ver la situación.
Por ejemplo, mientras que el 67% de los judíos cree que el país se recuperará y florecerá después de la guerra, solo una cuarta parte de los israelíes árabes comparte este optimismo. Casi la mitad de la población árabe es pesimista sobre el futuro del país, en comparación con solo el 30% de los judíos.
(Foto: Flash90)
Estas diferencias no se limitan a las perspectivas generales, pues se extienden a las expectativas sobre el resultado de la guerra. El 70% de los israelíes judíos están seguros de que las FDI triunfarán en Gaza, pero solo el 26% de los israelíes árabes está de acuerdo. La división es igualmente marcada cuando se trata de la perspectiva de una guerra con el Líbano: el 76% de los judíos confía en la victoria, mientras que solo el 32,5% de los árabes piensa lo mismo.
¿Qué nos dice esto? No se trata solo de opiniones diferentes; sino de confianza. Una parte significativa de la población judía todavía tiene una fe enorme en las Fuerzas de Defensa de Israel, a pesar de que fueron tomadas por sorpresa el 7 de octubre. Ese día se hizo añicos la confianza en la preparación del ejército, pero su respuesta posterior ha restaurado gran parte de esa fe.
Es revelador que el 83% de los israelíes judíos todavía confíen en la Fuerza Aérea, y el 78% confíe en el ejército, a pesar de los colosales fracasos del 7 de octubre. La confianza puede haber sido sacudida, pero no se rompió. La forma en que el ejército contraatacó ha convencido a muchos de que la victoria está al alcance. Después de todo, ¿cómo puede uno creer que su país ganará una guerra si no confía en el poder de sus fuerzas armadas?
Una parte significativa de la población judía todavía tiene una fe enorme en las Fuerzas de Defensa de Israel, a pesar de que fueron tomadas por sorpresa el 7 de octubre. Ese día se hizo añicos la confianza en la preparación del ejército, pero su respuesta posterior ha restaurado gran parte de esa fe
Sin embargo, esta confianza no se extiende al gobierno. Solo el 20% de la población judía confía en sus dirigentes, una cifra que dice mucho sobre cómo la gente siente que se está manejando la guerra.
La mayor confianza en los militares que en la cúpula política, a pesar de que ambos son responsables del 7 de octubre, también se refleja en que casi el 50% de la población judía y 45% de la población en general dicen confiar en el jefe de Estado Mayor, teniente general Herzi Halevi, mientras que solo el 31% de los judíos del país y poco más de una cuarta parte de todos los israelíes expresaron confianza en Netanyahu.
Al jefe de Hezbolá, Hassan Nasrala, le gusta describir a Israel como un país que vive con miedo de las capacidades de su organización. Pero esta encuesta cuenta una historia diferente: la de una nación que no se acobarda ante Nasrala sino que está dispuesta a enfrentarlo de frente.
Cuando se les pregunta cómo debería responder Israel a los ataques de Hezbolá, 27% de los israelíes judíos apoya el lanzamiento de una amplia campaña militar, incluyendo la ocupación de partes del sur del Líbano, incluso si ello implica el riesgo de una guerra regional.
Este sentimiento es sorprendente, especialmente si se tiene en cuenta que hace casi 25 años Israel se retiró del sur del Líbano bajo el mando de Ehud Barak, desmantelando toda zona de amortiguación con Hezbolá. Ahora, más de una cuarta parte de la población judía y 23% del público en general —indudablemente influenciado por el impacto de la guerra en las comunidades del norte de Israel, donde decenas de miles de residentes han sido evacuados— cree que el país debería volver a ocupar ese territorio.
Otro 25% de la población judía cree que Israel debería iniciar una acción militar más amplia en el Líbano para contrarrestar los ataques de Hezbolá, nuevamente con el riesgo de una guerra regional, aunque no llegan a abogar por la ocupación de territorio libanés. En suma, la mayoría de los judíos del país (52%) quiere ver mucho más que las acciones limitadas y localizadas que las FDI han llevado a cabo hasta ahora dentro del Líbano. Es evidente que la larga guerra no ha agotado la determinación de la población de Israel ni su voluntad de luchar.
Y los israelíes no solo están dispuestos a llevar la batalla al Líbano. Mientras que 54% de los judíos del país cree que Israel debería tomar medidas diplomáticas para impedir una guerra directa con Irán, casi el mismo porcentaje (52%) piensa que la situación actual exige una acción militar directa contra Teherán. Esto significa que un gran número de judíos israelíes abogan por políticas militares más agresivas, plenamente conscientes de que sus hijos podrían tener que soportar esa carga.
Sin embargo, esta confianza no se extiende al gobierno. Solo el 20% de la población judía confía en sus dirigentes, una cifra que dice mucho sobre cómo la gente siente que se está manejando la guerra
Cuando se preguntó cómo actuarían si tuvieran un hijo o hija a punto de alistarse en las FDI, y si alentarían a sus hijos o hijas a unirse a unidades de combate, el 30% dijo que lo harían, el 22% no se involucraría en la decisión, otro 27% alentaría el alistamiento pero no en una unidad de combate, y solo 13% respondió que no los alentaría a alistarse en el ejército.
De manera similar, 49% de los encuestados que tienen un familiar que ya ha servido desde el 7 de octubre en la reserva indicó que lo alentarían a presentarse nuevamente si lo llamaran, mientras que solo 18% dijo que no lo haría, el 17% respondió que no sabía qué haría, y el resto agregó varias condiciones.
Tal vez el hallazgo más sorprendente se relaciona con la seguridad personal. A pesar de las amenazas de los cohetes de Irán, misiles de Hezbolá y el terrorismo en Judea y Samaria, solo 25% de los judíos del país se sienten inseguros, en comparación con el 45,5% de la población árabe.
Para los israelíes judíos, las tensiones sociales internas son una preocupación mayor (51%) que las amenazas externas a la seguridad (39%). Esta mayor preocupación por las divisiones y los problemas internos podría, paradójicamente, ser el proverbial resquicio de esperanza en este caso: después de todo, tenemos más control sobre nuestra propia sociedad que sobre las amenazas externas.
*Editor y analista senior en temas de diplomacia, política y sociedad israelí en The Jerusalem Post.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.