Ya hace 73 años de aquel evento histórico mundial, que tuvo una importante resonancia en el suelo patrio y se vivió de manera particular en el terruño andino. Los tachirenses, a través de las ondas hertzianas y los impresos locales, seguían de cerca lo que acontecía.
El 2 de mayo de 1945 cae Berlín ante las tropas de la URSS. Ese mismo día se anunció por los medios regionales la constitución del Comité Proconmemoración de la Rendición de Alemania; la presidía Domingo Vivas, mientras que Leonardo Ruiz Pineda y Juan González fungieron como vicepresidentes, Abdelkader Márquez se desempeñó como secretario de organización, y Marco Figueroa como secretario de prensa y propaganda. Por su parte, don Martín Schwartz, miembro de la colonia israelita, asumió la secretaría de finanzas.
A pesar de su heterogeneidad, este equipo se cohesionó muy rápidamente, y a medida que se iba produciendo el desenlace esperado afinaron detalles para la celebración de tan significativo acontecimiento.
Miembros de la comunidad judía de San Cristóbal participan con la bandera sionista en la marcha que celebró la rendición de Alemania
A primeras horas del 7 de mayo, la colectividad sancristobalense estaba inquieta; el tema de conversación no era otro que el esperado fin de los bárbaros nazis. En el trascurso de la mañana se dio la información tan anhelada, que corrió como polvorín. De inmediato, el comité sesionó y dispuso que ese mismo día a las seis de la tarde se produjera la manifestación popular. Como se tenía previsto, se dispararon las seis salvas para convocar a la población. El punto de encuentro fue la Plaza Sucre, para luego marchar hasta la Plaza Bolívar, donde intervendría un nutrido grupo de oradores. Las calles se convirtieron en ríos de gente jubilosa con banderas y vítores, las familias izaron la bandera nacional en el frontis de sus casas como señal de júbilo. Cuando la marcha llegó a la Plaza Bolívar, los oradores, en su mayoría jóvenes representantes de las fuerzas vivas del estado, ofrecieron sus discursos.
En representación de la colonia israelita, la señorita Rebeca Rubinsztain enfocó sus palabras en atesorar la paz alcanzada, y en procurar la igualdad de derechos sin discriminación de ningún tipo. Asimismo, expresó el anhelo milenario de una patria hebrea en el suelo ancestral, cada día más urgente a la vista del martirio sufrido por los correligionarios europeos. La joven abogada Altagracia Ramírez Navas pronunció un vitoreado discurso, en el que dejó sentado: “… esta paz debe asignar a cada nación, a cada comunidad- grande o pequeña –incluso a la comunidad israelita– todo lo que debe ser suyo por razones de geografía, de raza, de interdependencia, de economía; por razones de equidad”.
Este evento marcó un hito en la comunidad judía de la región, pues fue la primera vez que uno de sus miembros integraba un equipo de trabajo en procura de un interés común diferente a las necesidades propias de las familias judías. Asimismo, fue la primera y única vez en que la colonia israelita asistía en pleno a un acto público, y por si fuera poco, la primera ocasión en que un miembro de la colectividad daba un discurso oficial y se vio flamear abiertamente en nuestra ciudad la bandera del Estado de Israel, creado también en un mes mayo pero tres años más tarde.
*Abogado y educador.
Colaboraron con datos o confirmando información para este artículo:
Sarah Rubinzstain, Simel Bentolila, Elena Zacarías Barasch,
Sol Ponte de Suchar, Miguel Arrieta Zinguer y Luis Hernández Contreras.