Sami Rozenbaum
El satélite más sofisticado creado en Israel iba a prestar servicio de telecomunicaciones e internet a amplias áreas del planeta, con énfasis en las regiones de África que no cuentan con banda ancha. El sueño deberá posponerse
E l satélite de comunicaciones Amós 6 era la mayor esperanza del programa espacial israelí, pues le abriría definitivamente las puertas al multimillonario mercado internacional de las telecomunicaciones satelitales. Sin embargo, el pasado 1º de septiembre esa esperanza se volvió llamas y humo, cuando el cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, que dos días más tarde debía colocarlo en órbita terrestre, estalló en su plataforma de lanzamiento del Complejo 40 de Cabo Cañaveral, Florida.
El equipo de SpaceX efectuaba una prueba denominada “fuego estático”, una cuenta regresiva simulada en la que el vehículo, de 70 metros de altura, se carga de combustible y se encienden brevemente los motores de la primera etapa para verificar su correcto funcionamiento. Pero varios minutos antes del encendido previsto, una gran llamarada emergió del tanque de oxígeno líquido de la segunda etapa —que se encargaría de poner en órbita la carga útil—, y en fracciones de segundo todo el cohete y la propia plataforma estaban envueltas en una enorme bola de fuego.
No hubo heridos, ya que el área había sido desalojada, como en todos los casos en que se realiza este tipo de pruebas.
La “anomalía”, como la denominó SpaceX, aún se encuentra en investigación, pero ha representado un grave retroceso para Israel.
Israel es uno de apenas ocho países que construyen y lanzan sus propios satélites*. Amós 6 era el más grande, complejo y costoso hasta ahora, un verdadero orgullo para Spacecom, consorcio integrado por las firmas IAI (Industrias Aeroespaciales de Israel) e Israeli Eurocom. Pesaba 5250 kilogramos, y en él se invirtieron varios años de trabajo a un costo de 195 millones de dólares.
El artefacto estaba diseñado para funcionar durante 16 años, retrasmitiendo señales de televisión e internet a Europa, el Medio Oriente y África desde una órbita geoestacionaria a casi 36.000 kilómetros de distancia; en este tipo de órbita el satélite gira en torno a la Tierra a la misma velocidad de la rotación del planeta, por lo que se ubica permanentemente sobre el mismo punto de la superficie. Para alcanzar esa posición debía emplearse con un cohete poderoso como el Falcon 9, cuya potencia no alcanzan aún los vectores israelíes.
Buena parte de la capacidad de Amós 6 había sido adquirida por las empresas Facebook y Eutelsat, con el objetivo de ofrecer por primera vez internet de banda ancha a grandes regiones del África Subsahariana que aún no cuentan con este indispensable servicio.
Fuentes de la industria espacial estiman que el satélite estaba asegurado, ya que las pruebas de “fuego estático” están usualmente contempladas en las pólizas. Sin embargo, la pérdida del Amós 6 ha sido un duro golpe para Spacecom; las acciones de la empresa han caído fuertemente tras el desastre.
SpaceX es la más exitosa de las compañías espaciales privadas. Fundada en 2002 por Elon Musk —también creador de PayPal y principal accionista de Tesla Motors—, su cohete Falcon 9 es actualmente el principal vehículo de acceso a la Estación Espacial Internacional (EEI) para Estados Unidos, desde que los trasbordadores espaciales fueron retirados del servicio en 2011. Además, SpaceX lanza satélites comerciales para numerosos países.
Los cohetes Falcon 9, cuya primera versión se lanzó en 2012, han efectuado 28 vuelos exitosos y su principal “cliente” es la propia EEI, a la que abastecen con Dragon, una cápsula de carga de acoplamiento automático. Tras un único accidente, ocurrido en junio de 2015 poco después del lanzamiento, el Falcon 9 había cumplido nueve misiones sin inconvenientes. Otros nueve lanzamientos estaban previstos antes del fin de este año, pero el incidente del 1º de septiembre podría afectar el cronograma, sobre todo por los graves daños que sufrió su plataforma de Cabo Cañaveral, si bien SpaceX dispone de otro lugar de lanzamiento en California.
SpaceX planea para el futuro cercano incursionar en el lanzamiento de vehículos tripulados con un nuevo cohete más poderoso, denominado Falcon Heavy. A largo plazo, Elon Musk aspira a que SpaceX permita llevar astronautas a Marte.
Los cohetes son máquinas muy complejas, y hay millares de piezas que pueden fallar. Sin embargo, una explosión como la del 1º de septiembre es sumamente inusual. De hecho, Jonathan McDowell, investigador del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica y quien mantiene un completo catálogo de actividades espaciales, señala que la última vez que ocurrió un incidente con un cohete durante una prueba de “fuego estático” en Cabo Cañaveral fue en el muy lejano año 1959, cuando la astronáutica apenas se encontraba en pañales.
La investigación del incidente está a cargo de los ingenieros de SpaceX, la NASA y la Fuerza Aérea de Estados Unidos, pero algunos expertos israelíes han expresado en voz baja sus sospechas de sabotaje. Temen que las causas de la explosión no se hagan públicas, citando que los detalles de los resultados de la investigación del anterior accidente de un Falcon 9, en 2015, nunca salieron a la luz.
p>Fuentes israelíes, según el portal Debka.com, señalan que a los competidores de Israel en el rentable negocio de los satélites les gustaría dejarlo fuera del camino. En efecto, la pérdida del Amós 6 tendrá un fuerte impacto en la industria espacial israelí; para empezar, representa la pérdida de un contrato por 285 millones de dólares con la compañía china Beijing Xinwei Technology, cuya firma dependía del exitoso lanzamiento de este satélite. Obviamente, algún competidor saldrá beneficiado. Además, el servicio de banda ancha por medio de Facebook-Eutelsat en África, a través de Amós 6, habría significado un impulso para la diplomacia de Israel en esa región.Quizá finalmente resulte que el desastre del Amós 6 se debió a lo que comúnmente se llama mala suerte: el satélite se hallaba en el cohete equivocado en el momento equivocado.
Sin embargo, el mayor descalabro en la historia espacial de Israel no significará su punto final. El país dispone de una amplia experiencia y capacidad técnica, e indudablemente se recuperará a corto plazo.
Ofek 11 sí lo logró
El 13 de septiembre, menos de dos semanas después del incidente de Cabo Cañaveral, Israel lanzó desde la base aérea de Palmajim un cohete Shavit 2 con el satélite Ofek 11, destinado a labores de inteligencia. Poco después, las autoridades reportaron que el satélite presentaba problemas.
Ofek 11 es un artefacto de reconocimiento, gestionado por el Ministerio de Defensa, destinado a operar a una altitud de 600 kilómetros; su trayectoria lo hace pasar seis veces cada día sobre territorio israelí y amplias regiones del Medio Oriente.
Los técnicos lograron contactar el satélite, pero Amnon Harari, jefe del Departamento Espacial del Ministerio de Defensa, declaró a la prensa horas después del lanzamiento: “No está claro que todo esté en orden”. Por su parte Doron Ofer, director ejecutivo de la División Espacial de IAI, empresa que manufactura el cohete Shavit, explicó que debido a la trayectoria del satélite y la rotación de la Tierra, el artefacto solo podía ser contactado durante breves momentos cada día, lo que complicaba los esfuerzos para corregir las fallas.
Sin embargo, el 22 de septiembre el Ministerio de Defensa informó que el satélite ya estaba en pleno funcionamiento. Según la nota de prensa, el esfuerzo requirió la participación de “los mejores cerebros de Israel y de sus organismos de seguridad, desde jóvenes de 20 años a ingenieros de 70”.
Ofek 11 es el undécimo satélite de inteligencia de Israel. Se estima que es uno de los artefactos de reconocimiento más avanzados del mundo, capaz de obtener imágenes de la superficie terrestre con una resolución de 50 centímetros, aunque por razones obvias las autoridades no ofrecen mayores detalles. El primero de la serie, Ofek 1, fue lanzado en 1988 y constituyó el primer satélite israelí.
Con información de Universe Today, Spaceflight Now, SpaceX, IAI, SpaceNews, Launch Report y Debka.com
Vea aquí un video comentado (en inglés) de la explosión del Falcon 9/Amós 6: http://bit.ly/2chOD3d