Bernardo Kliksberg*
Parece útil, en este gran drama mundial, aprender de los países exitosos, dar pleno lugar en las políticas aplicadas a la creación de confianza, la empatía y multiplicar todas las formas de solidaridad.
La pandemia continúa azotando al mundo. Ha sobrepasado los 4 millones de infectados, y ha producido 278.000 defunciones.
En el difícil cuadro mundial, donde hay llamados urgentes a cancelar o aliviar la deuda externa para que los países en desarrollo puedan dedicar esos recursos a programas para los más pobres que están siendo los más afectados, asoman algunos rayos de luz, estimulantes. Entre ellos:
1. El virus es derrotable. 12 países han logrado ya reducir totalmente su impacto, y están reintegrando gradual y cuidadosamente sus economías a un funcionamiento por sectores. La lista incluye desde países pequeños como Taiwán, Costa Rica, Finlandia, Nueva Zelandia e Israel, hasta grandes países como Alemania, Corea, y China.
2. La experiencia de Israel es notable. Con políticas muy enérgicas, de testeo, prevención y cuidado, y una aplicación intensiva de tecnologías de punta, se colocó en la avanzada mundial de países que bajaron la pandemia a niveles reducidos, y se prevé que muchos de sus niños retornen muy pronto al colegio. Toda la tarea, apoyada con gran compromiso por la ciudadanía, fue acompañada por un formidable sistema hospitalario.
3. En América Latina un pequeño país como Costa Rica es el de más baja tasa de mortalidad, y mayor porcentaje de recuperados según refieren los organismos internacionales. Al 30/4/20 tenía solo 6 casos de muertes. En la región están superando los 20.000, la mitad de ellos producidos en el Brasil. Tiene una política de salud pública de primer nivel, que le permitió entre otros logros tener las tasas de mortalidad infantil y maternal más bajas del continente. Cuenta con 29 hospitales, y equipos de atención médica temprana en cada barrio. Instaló sistemas de testeo gratuitos y muy accesibles. Identificó y siguió los casos de contagio. Generó suero con plasma de enfermos recuperados.
4. Un país grande y densamente poblado como Alemania logró contener el virus, y está gradualmente saliendo de la etapa imprescindible de cierre de la economía. Con el liderazgo firme de Angela Merkel, cuya popularidad ha subido al máximo, ha reducido la tasa de contagio a 0,7%. La base, explica la primer ministro, ha sido la “confianza” en la ciudadanía. Ella respondió activamente a los pedidos de aislamiento social y las indicaciones para el cuidado.
Se realizaron 147.000 test diarios. Preventivamente ha establecido un mecanismo de emergencia por el cual, si alguna región superara las 50 infecciones diarias por 100.000 habitantes durante 7 días, volvería a las restricciones hasta que la cifra baje a ese nivel.
5. Se ha llamado la atención sobre que, en varios de los países con mejores logros, las líderes han sido mujeres. Ellas son el 8% de los mandatarios mundiales, pero un porcentaje mucho mayor en los países exitosos ante la pandemia. Son conducidas por mujeres Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega, Taiwán, Islandia y Alemania. Se señala que ellas han hecho intervenciones tempranas, han maximizado la trasparencia, y han actuado con gran empatía. La población se sintió muy protegida. Un artículo en el Harvard Business Review refiere que con frecuencia se plantea que las mujeres líderes en altos cargos deben replicar a los hombres, y sugiere que debería ser al revés. Efectivamente, el caso de la pandemia muestra que los líderes masculinos deberían prestar atención a cómo se condujeron estas líderes ejemplares.
Parece útil, en este gran drama mundial, aprender de los países exitosos, dar pleno lugar en las políticas aplicadas a la creación de confianza y empatía, y desde ya multiplicar todas las formas de solidaridad.
*Asesor de diversos organismos internacionales.
Fuente: El Universal (Caracas). Versión NMI.