Marcos Israel*
En el día de ayer, el diario El País recoge, bajo el rimbombante y equívoco titular “Israel destruye un edificio que alberga a medios internacionales”, la narrativa de Hamás que estos difunden, y que no es otra cosa que propaganda de guerra de ese grupo terrorista. Un titular más ajustado a la realidad podría haber sido “Medios internacionales se alojaban en un edificio destinado a la inteligencia militar de Hamás”.
Pero lo que más interesa en este caso es la afirmación que se incluye en esa crónica de que “La crisis estalló después del lanzamiento desde Gaza de una andanada de cohetes contra Israel en ‘solidaridad’ con los palestinos que participaron en disturbios… debido, sobre todo, a una demanda de desalojo de familias palestinas [en Jerusalén]…”. Esta es la narrativa de Hamás.
A estas alturas, circula suficiente información y opinión de cantidad de analistas calificados que claramente explican los motivos de Hamás para desencadenar una guerra, en una dimensión bien diferente. La frustración por elecciones palestinas postergadas (una vez más), en que pensaban que podían ganar y pasar a gobernar Cisjordania además de Gaza; la necesidad de afianzar su liderazgo en la calle palestina, ante las muestras de debilidad política de su rival, la Autoridad Palestina; la necesidad imperiosa de recuperar el apoyo de los países árabes, luego de los acuerdos de paz de Israel con varios de esos países; y por supuesto —y fundamentalmente— para ser fieles a los objetivos que marcan su Carta Fundacional: borrar a Israel del mapa y matar a todos los judíos (aquel comunicador que aún no ha leído ese ominoso documento, sería bueno que lo hiciera ahora).
La agitación que sistemáticamente han hecho varias agencias internacionales —de las más importantes del mundo— de la propaganda palestina en contra de Israel, las han hecho parte del conflicto desde hace décadas. Las razones podrán ser ideológicas o económicas, y el daño que le han hecho a la paz ha sido, hasta ahora, irreversible.
*Presidente del Comité Central Israelita del Uruguay.
Fuente: Semanario Hebreo Jai.
Versión NMI.