Cuando me propusieron escribir algo sobre mi estimado amigo, profesor y compañero David Suiza, no dudé en aceptar, pese a que tanto mi redacción como la retórica no son mi fuerte. Acepté para, aunque tardíamente, darle mi agradecimiento por las enseñanzas recibidas.
Durante su corta vida fue un ser ejemplar con enormes cualidades, siempre al servicio del prójimo, hombre íntegro, honesto, gentil, tierno, culto, conocedor profundo y practicante de la religión. Religión que dominaba a fondo, y como buen matemático buscando siempre el origen de las cosas, no limitándose a lo superfluo. Sus shiurim, bien analizados y condensados, incluían conclusiones de grandes rabinos de tendencias variadas.
La perdida fisica de nuestro querido David va a afectarnos fuertemente. Estoy seguro que de Dios lo tendrá en un sitio especial en el Shamaim.
Aprovecho la oportunidad, aunque tardíamente, para agradecerle por las enseñanzas recibidas, que me sirven en el presente y Dios mediante para el futuro.
Gracias, David.