Beatriz W. de Rittigstein
Un refrán popular dice “La mona, aunque se vista de seda, mona se queda”, y eso le ocurrió al candidato laborista británico Jeremy Corbyn, quien, tras años de relacionarse con antisemitas, pretendió mostrar objetividad sobre diferentes temas, en especial, en cuanto al judaísmo y a Israel.
Uno de los hechos más significativos del antisemitismo de Corbyn es su participación en un homenaje a los terroristas que perpetraron el ataque a la delegación israelí en la villa olímpica durante Múnich 72. Su presencia se demostró con una serie de fotos tomadas en 2014, en un cementerio de Túnez; en las imágenes se le ve junto a líderes del terrorista Frente Popular para la Liberación de Palestina, y en una foto deposita una corona de flores. Corbyn ha apoyado movimientos que promueven el terror, pero ha ido más allá, se ha reunido con cabecillas del grupo terrorista Hamás.
Manifestación de judíos británicos contra Jeremy Corbyn. Una de las pancartas parodia el lema de su campaña electoral, For the many not the few (“Para la mayoría, no para unos pocos”) como For the many not the Jew (“Para la mayoría, no para los judíos”).
Foto: Financial Times
Bajo la dirigencia de Corbyn, el Partido Laborista ha tendido a un radicalismo de izquierda, patrocinando posiciones antijudías características de ese sector. Por ejemplo, se negaron a adoptar la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional de Recuerdo del Holocausto, IHRA. Así, varios laboristas judíos renunciaron a esa formación política.
Pese a ser pública la inclinación del laborismo en manos de Corbyn, al punto que la comunidad judía inglesa se sintió en peligro, este no se esforzó para combatir la notoria judeofobia. De hecho, miembros del partido han acusado a su dirección de entorpecer las investigaciones sobre acciones antisemitas y de no dar los pasos suficientes para atajar el problema. Solo al final de la campaña electoral, Corbyn señaló que estaba “arrepentido por todo lo que ha pasado” entre su partido y el judaísmo británico; ello, después de la insistencia de un reportero que lo entrevistó y de los claros e inusuales señalamientos del rabino jefe del país, Ephraim Mirvis.
La actitud de una sociedad hacia las minorías es una medida de su civismo y pluralidad. Si bien en este momento los electores británicos no se dejaron engañar por los cambios cosméticos de Corbyn durante la campaña electoral, en diferentes asuntos, incluyendo el antisemitismo, este caso constituye una alerta de que tal enfermedad social está escalando en altos niveles hasta en países democráticos.