Rachel Chocrón de Benchimol
A nuestro querido Marcos Wahnon Z’L.
El cielo ganó un ángel, y aquí en la tierra perdimos al maestro de las buenas acciones, y a uno de los seres humanos más maravillosos y extraordinarios que jamás en lo personal yo haya conocido.
La bondad, la dulzura y la sabiduría acompañaban a nuestro querido y admirado Marcos Z’L en cada una de sus acciones. Hablar con él y consultarle acerca de un caso de ayuda en particular, era toda una experiencia de aprendizaje del verdadero valor del jésed y de la benevolencia con el prójimo. Su invaluable sabiduría tenía siempre una asertiva respuesta ante cualquier duda sobre el proceder de la ayuda social.
Marcos trasmitía, con su sola presencia, la imagen de un yehudí íntegro y dedicado en cuerpo y alma al servicio de su kehilá, a la que tanto amó y tanto entregó de sí.
Recuerdo las palabras de mi querida amiga Ivette Darwich, al referirse al mentor por excelencia de Keren Ezra: “Todo lo que Marcos diga es emet (verdad), de él aprendí a conducir al Keren Ezra con amor, entrega y discreción absoluta”.
A los pocos años, y después de la partida de Ivo hacia México, nuestra querida Sima Farache expresó igualmente su sentir: “Marcos es el mejor maestro para aprender a hacer jésed con sabiduría y humildad”.
Yo, en lo particular, solo recibía bendiciones de sus labios llenos de bondad y de cariño sincero. Verlo allí sentado en la puerta de las oficinas de la AIV, en su sede de Maripérez, era todo un bálsamo para el alma, pues sus bendiciones invadían todo mi ser, reforzando mi admiración por un ser humano de cualidades excepcionales, sintiéndome a la vez afortunada y dichosa de pertenecer a una kehilá privilegiada, al contar con un ángel llamado Marcos Wahnon.
Su sonrisa, su sabio consejo, su humildad y vocación de servicio lo destacaron hasta que sus fuerzas fueron agotándose, tras la partida de su querida esposa Moly, su fiel y amorosa compañera de vida, quien lo compartió gustosamente con la kehilá que lo amaba y lo necesitaba casi a tiempo completo.
Hablar de Marcos es hablar de los gloriosos tiempos de nuestra imponente sinagoga de Maripérez, estandarte por excelencia de la comunidad sefardí de Venezuela. En sus pasillos siempre estará la presencia de Marcos y su obra. En Tiferet de Maripérez vivirá por siempre su recuerdo. En las mentes y corazones de cada yehudí al que Marcos ayudó con amor, con respeto, dignidad y en el más absoluto de los silencios, vivirán su recuerdo y su grandiosa obra en este mundo y para nuestra comunidad.
Segura estoy de que Marcos ya está en un sitial muy especial en el Shamáim, lugar que ya ganó un nuevo ángel al lado de Hashem. Y que él, desde ya, seguirá abogando por su hijo, sus hermanos, su familia y por toda esta kehilá a la que amó y entregó su vida entera.
¡Baruj Dayán Haemet! ¡Y que tú zejut nos proteja a todos, amén!
Con sincero cariño y admiración profund, lleguen a todos mis correligionarios estas sinceras palabras de homenaje hacia un ser de luz muy especial.
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Bellas palabras las expresadas por Raquel . Efectivamente,Marcos ha sido un ser dedicado a las obras de caridad a tiempo completo,siempre con una sonrisa bondadosa.Durante muchos años dirigió la Hebra Kadisha con una dedicación incomparable,y con una modestia ejemplar.Nafsho Serura Bisror Hahayim.