El pasado 13 de noviembre se llevó a cabo la conmemoración anual de nuestra comunidad por el pogromo del 9 al 10 de noviembre de 1938, conocido comúnmente como Kristallnacht o “Noche de los Cristales Rotos”, un ataque sistemático organizado por el régimen nazi contra los hogares, sinagogas, comercios e instituciones judías de Alemania, Austria y la actual República Checa, que para muchos historiadores marcó el inicio del Holocausto.
El solemne acto, organizado conjuntamente por el Comité Venezolano de Yad Vashem, la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, el Sistema Educativo Comunitario y Espacio Anna Frank, tuvo lugar en el salón Baltuch de la Unión Israelita de Caracas. Estuvieron presentes sobrevivientes de la Shoá, personal diplomático acreditado en el país, representantes de organizaciones no gubernamentales, directivos de las instituciones comunitarias, representantes de movimientos juveniles y miembros de la kehilá.
Jorge Seijas, maestro de ceremonias
Eduardo Kuperstein, presidente de la UIC, dio la bienvenida al público, tras lo cual se proyectó el corto audiovisual “Negra leche del alba”, con guión y dirección de Raquel Markus Finckler, y producción y edición de Samantha Finckler Markus
A continuación se procedió al tradicional encendido de las velas del recuerdo por los seis millones de víctimas de la Shoá. En la imagen, las sobrevivientes Nusia Wacher, Françoise Sitzer y Julia Cohen mientras encendían la primera vela
Miguel Truzman, coordinador nacional de la CAIV, disertó sobre la importancia de difundir información sobre la Shoá y hacer hasbará (esclarecimiento) sobre el Estado de Israel, actividades que cumple la CAIV junto con la representación de nuestra comunidad ante las principales instituciones judías del mundo
Tomás Osers, presidente del Comité Venezolano de Yad Vashem, expresó entre otras cosas: “Ya han trascurrido 84 años desde aquella terrible noche, una noche que representó el punto de inflexión que marcó a la Shoá, donde los nazis cambiaron de la retórica antisemita a medidas antijudías violentas y agresivas que culminarían en el Holocausto. Recordamos una vez más, a pesar de parecer repetitivos, porque todavía hay personas que no saben reconocer la diferencia entre campos de concentración y campos de exterminio, los llaman por igual; o porque no saben cuáles, y cuantos fueron los campos de exterminio, considero una buena ocasión para nombrar los seis campos de exterminio y no olvidarlos: Auschwitz-Birkenau, Belzec, Chelmno, Majdanek, Sobibor, Treblinka. O porque todavía hay personas que creen que Auschwitz es una marca de cerveza. O porque aún creen que el campo de exterminio de Auschwitz, donde murieron alrededor de 960.000 de hermanos judíos, se encontraba ubicado en Alemania. O porque hay personas que dicen que algunos judíos se tatúan el número de teléfono en el brazo, porque tienen muy mala memoria”.
(…) Todo evento de recordación de la Shoá debe estar acompañado por un testimonio, tal como escribió Elie Wiesel abril de 2002: “Todo aquel que escucha a un testigo se convierte en testigo”
Rafael Dochao-Moreno, jefe de la Delegación de la Unión Europea en Venezuela: “Es una marca muy profunda la que dejaron esos cristales rotos en millares de hogares judíos desolados, y en la humanidad entera. Hay que guardar la memoria y romper el silencio. (…) Estos crímenes tuvieron lugar en Europa, por europeos y contra europeos. (…) En la actual sociedad de la información, la desinformación, las verdades alternativas, están haciendo lo mismo que hizo Goebbels. Por lo tanto, para la Unión Europa y creo que para todo el mundo es fundamental que tengamos como prioridad enseñar a nuestros niños a distinguir la verdad de lo falso, distinguir las fake news y empezar a actuar contra ellas”
Alberto Moryusef fue el orador de orden del acto, y se refirió al negacionismo de la Shoá y el actual auge del antisemitismo.
“¿Por qué la negación de la Shoá es antisemita? Porque los negadores, directa o veladamente, siempre recurren a los conceptos e imágenes del antisemitismo clásico, entre ellos el de la “conspiración judía”, idea que se fraguó en Europa a lo largo del siglo XIX y que formó parte de la propaganda del nacionalsocialismo alemán. Sostiene el negador que los judíos la inventamos, exageramos o nos aprovechamos de ella con el fin de extorsionar al resto de la humanidad y sacar beneficios políticos y económicos.
Quien niega la Shoá siempre está vinculado con otro tipo de manifestación antisemita. Si no directamente contra el judío como individuo, lo hace contra Israel, que se ha convertido en el blanco “políticamente aceptable” de ese odio.
(…) Quizá más peligrosas que la negación absoluta, son la distorsión, la relativización y la banalización, por su potencial mayor alcance.
(…) El tiempo parece jugar a favor del olvido y la negación. Ya pasaron casi ochenta años del fin de los horrores. Se acaban las oportunidades de ver cara a cara y conversar en directo con quienes los sobrevivieron. Pero hay espacio para ser optimistas. La principal razón para el optimismo es la existencia del Estado de Israel.
Durante la Shoá los judíos de Europa no tenían a donde huir, no contaban con un Estado que los representara y defendiera. Hoy Israel vela por la seguridad de su población y la del pueblo judío, blanco constante del terrorismo.
(…) Pertenezco a la generación de los hijos de los sobrevivientes. Mi familia no pasó por la Shoá porque nuestros antepasados se asentaron en otra zona del mundo, fuera de Europa. Pero pudo ser distinto. Como suele decir el expresidente de la CAIV, Elías Farache, nosotros estudiamos en Colegio Moral y Luces Herzl-Bialik junto a compañeros que no conocieron a sus abuelos puesto que habían sido liquidados por los nazis décadas antes de ellos nacer. La historia de la Shoá es nuestra historia personal. Por eso somos tan sensibles con ella, y siempre que la nieguen, banalicen, relativicen o distorsionen vamos a reaccionar. No podemos evitarlo”
Los estudiantes de bachillerato del Sistema Educativo Comunitario Sara Mishkin, Eitán Rabinovich, Clara Mattout y Joseph Sencianes expresaron sus sentimientos y reflexiones sobre la Shoá en nombre de la juventud judía venezolana. En la imagen, Sara Mishkin muestra un chaleco usado por su bisabuela en el campo de concentración de Transnistria, en el que tejió la estrella de David para cumplir con las disposiciones de los nazis
De seguidas se interpretaron dos piezas musicales, preparadas por el maestro Harold Yaakov Vargas: Shemá Israel Elohai, a cargo del joven Nathan Goltzman, y Mishehu, por Carolina Israel
Para cerrar el acto, se solicitó al público encender las luces de sus teléfonos mientras el rabino Isaac Cohen, rabino principal de la Asociación Israelita de Venezuela, recitaba el Yizkor, el rabino Eitan Weisman de la UIC recitaba El Maalé Rajamim, el rabino Samuel Garzón hizo lo propio con el Salmo 23, y el Kadish fue recitado por Jacobo Israel
Redacción NMI.
Fotos: Juan Carlos Sarli.