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C omo todos los años, el Comité Venezolano de Yad Vashem organizó el acto conmemorativo de la Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht), el cual se llevó a cabo en el Hogar B’nai B’rith el 9 de noviembre. En esa fecha se cumplieron 79 años de aquel terrible pogromo ejecutado por el régimen nazi en toda Alemania y Austria, considerado por numerosos historiadores como el inicio del Holocausto.
El maestro de ceremonias, Ernesto Spira, dio inicio al acto describiendo cómo se creó Yad Vashem, la institución israelí con sede en Jerusalén que se dedica a conmemorar, documentar y difundir la Shoá.
El orador de orden de este evento fue Benjamín Scharifker, rector de la Universidad Metropolitana; una síntesis de su discurso apareció publicada como dossier en nuestra anterior edición impresa (Nº 2074).
Un momento de especial significación fue el encendido de la llama conmemorativa, que correspondió a Freddy Schreiber. De niño, fue testigo de la Kristallnacht en su Viena natal, y posteriormente lo enviaron junto con su familia al campo de concentración de Theresienstadt, Checoslovaquia.
Para finalizar el evento, el rabino Oshry Arguane recitó el Yizkor (invocación del alma de los deudos fallecidos), el rabino Eitan Weisman entonó el Maalé Rajamim (plegaria por el alma), Elías Farache leyó el Salmo 23, y Miguel Osers pronunció el Kadish (alabanza de la santidad de Dios).
A continuación se sintetizan las intervenciones que tuvieron lugar durante este solemne acto, aparte de la de Benjamín Scharifker.
Miriam Feil, presidenta de la Fraternidad Hebrea B’nai B’rith de Venezuela
“Es importante investigar y explicar los hechos violentos y las nefastas modificaciones jurídicas que surgieron bajo el régimen nazi, a fin de educar a las futuras generaciones sobre las consecuencias que tiene para la humanidad la propagación de ideologías intolerantes y el fanatismo, en alarmante incremento en nuestros días, contra poblaciones enteras sometidas a los más cruentos maltratos.
“Vivimos tiempos inéditos de crueldad contra seres indefensos; la ola migratoria no tiene parangón en la historia moderna. Pueblos enteros han tenido que migrar forzosamente huyendo de la violencia, del hambre y la guerra, del sometimiento y la aniquilación. De allí deriva la necesidad de analizar y remediar con celeridad las causas en los países de origen –gobiernos locales conjuntamente con organizaciones internacionales– para evitar tantas muertes, reducir los niveles de rechazo e incomprensión y superar la crisis humanitaria que se vive en varias regiones del mundo”.
Elías Farache, presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV)
“En la era de la ‘pos-Shoá’ que hoy vivimos a plenitud, tenemos banalización, negacionismo, indiferencia, mentiras, confusiones, desconocimiento, y una especie de confianza estúpida en creer que no existen cosas tales como el bien y el mal, la verdad y la mentira.
“Pasan los años y cada vez quedan menos testimonios de sobrevivientes, porque ellos ya se van con su edad, sus recuerdos y su sufrimiento. Las nuevas generaciones no tienen esa fuente testimonial, no tenemos la fuerza y el sufrimiento en el alma. Es difícil trasmitir a los más jóvenes un dolor que no sufrimos en carne propia, en primera persona.
“Mientras el paso del tiempo no se detiene, con mayor velocidad aparece la banalización de la historia producto de la ignorancia, la maldad, la incredulidad quizá. Todas ellas, a veces juntas, a veces separadas. Porque cuando ocurren incidentes de corte racista, persecuciones, bullying a grupos sociales, étnicos o religiosos, cuando no se acepta el derecho a ser diferente, cuando estos incidentes ocurren, cuando estos “cristales” se rompen, si no se actúa a tiempo, con firmeza, lo que viene es sangre y lágrimas.
“Por esa experiencia histórica que no nos enorgullece sino más bien nos amarga, por nuestro bien y por el bien de los hombres de bien denunciamos cada incidente que conocemos. Aunque a veces sea antipático, reiterativo y hasta pesado.
“Una de los instrumentos preferidos del mal para imponerse sobre el bien es la mentira. Porque existen la verdad y la mentira. Cuando la verdad no se dice, cuando la mentira no se denuncia a través de la verdad, entonces el mal avanza con más fuerza y se impone.
“Decir la verdad es eso: decirla. Callar ante la mentira es legitimarla”.
Tomás Osers, presidente encargado del Comité Venezolano de Yad Vashem
“‘Mil años pasarán y nuestros crímenes aún serán recordados’. Así se expresaba en el Juicio de Núremberg Hans Frank, quien fuera gobernador militar nazi de la Polonia ocupada. ¡Qué equivocado estaba! Han pasado poco más de 72 años desde el final de la guerra, y muchos de esos crímenes han sido olvidados, tergiversados e ignorados por la humanidad. Con sorpresa vemos todos los días el intento de negar lo ocurrido. Expresiones tan categóricas como Holocausto o Auschwitz son banalizadas y utilizadas con ligereza.
“Los hechos ocurridos durante la Kristallnacht no fueron un episodio aislado, ni un problema del pasado que atañe únicamente al pueblo judío; por el contrario, se trata de un problema que está presente e involucra a toda la humanidad. “¿Qué hicieron los gobiernos del mundo? La respuesta más enérgica fue el retiro transitorio del embajador norteamericano de Berlín. El resto: gran consternación, pero en silencio. Hitler había ganado su apuesta decisiva.
“El silencio del mundo ante el incendio de las sinagogas alemanas fue la señal de luz verde que se requería para el inicio de la Segunda Guerra Mundial y para la Solución Final. Por eso hoy, 79 años después, levantamos nuevamente nuestra voz angustiada de protesta y hacemos hincapié en la necesidad de no callar, de no voltear la cara.
“¿Estamos y está el mundo atento a los indicios? ¿Estamos atentos al resurgir del mal y de la violencia cuando se encuentran en sus comienzos para no tener que lamentar luego sus consecuencias? De los genocidios no se sabe a ciencia cierta cuándo terminan, pero todos, todos tienen un inicio común, y es el discurso de odio”.
Redacción NMI
Fotos José Esparragoza