El próximo 14 de mayo, el Estado de Israel cumplirá 76 años desde que David Ben-Gurión leyera, en poco más de 16 minutos, la carta fundacional e independentista de la nación judía.
En este corto período si hablamos de historia, Israel se ha visto sometido a las más terribles pruebas de supervivencia, iniciadas prácticamente a horas de su nacimiento. No existe otro Estado que haya tenido tamaños desafíos, rodeado de potentes enemigos, con una extensión de territorio irrisoria, con una población para la fecha de la independencia que rondaba las 780.000 almas, de las cuales 630.000 eran judíos y 150.000 árabes.
En este escenario apocalíptico, Israel ha sido capaz de asombrar al mundo por los increíbles logros alcanzados en áreas tan disimiles como la ciencia, medicina, tecnología, agricultura, industria militar e inclusive en el área espacial, lo que ha impactado en la calidad de vida y salud de cientos de millones de personas.
A pesar de toda esta increíble historia de resiliencia, fortaleza e ingenio, por los que miembros del pueblo judío han sido premiados en 129 ocasiones con el Nobel en varias de sus categorías, lo que en definitiva rompe con cualquier cálculo, proyección o porcentaje entre población judía y galardones obtenidos, hoy vemos con asombro e indignación el incremento alarmante de la judeofobia a nivel mundial.
Momento histórico en el que David Ben Gurión declara la independencia del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948
(Foto: Wikimedia Commons)
Hoy en día Israel es El judío internacional, aquel libro antisemita publicado en 1920, tras lo cual su propio autor Henry Ford se desdijo expresando que todo lo que expuso allí era falso, como también que se inspiró para su redacción en otra obra panfletaria antisemita llamada Los Protocolos de los Sabios de Sión, que también es una vulgar falsificación de la obra Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, en donde se endilgaba a los judíos una serie de actividades maquiavélicas en contra de la humanidad, lo que a pesar de quedar demostradas sus falsedades, no fue impedimento para la matanza indiscriminada de judíos a causa de dichas publicaciones.
Los falsos panfletos de Los Protocolos de los Sabios de Sión como de El judío internacional fueron utilizados por Hitler para su propaganda, lo que demuestra en forma categórica que las mentiras sí matan, y de eso se apropió Joseph Goebbels para su campaña nazi que culminó con la Shoá.
Estos hechos los retrotraigo por lo que pasa en esta época, en donde se han repetido falsos positivos hasta el cansancio sobre el “Estado genocida de Israel”, como por ejemplo “la potencia ocupante”, “la limpieza étnica del pueblo palestino”, “Israel es un Estado eurocéntrico creado por europeos blancos de ojos azules” que vinieron a colonizar una tierra en la que supuestamente unas personas aborígenes tenían viviendo 11.000 años, o “asesinos de niños y mujeres”. Estos conceptos han sido repetidos por años y replicados a través de una fuerte inversión de recursos en los más importantes medios de comunicación, redes sociales y universidades de élite alrededor del mundo, lo que ha provocado que hoy en día haya una ola antisemita que recorre todos los espacios geográficos de la humanidad.
Mientras los países democráticos, que cada día son menos, están enfocados en la economía, desarrollando prácticas para bajar o mantener la inflación, políticas para incentivar la inversión nacional e internacional, siempre echando cuentas, la izquierda radical en asociación con el salafismo lo que hacen es echar cuentos, cuentos que los jóvenes engullen y enarbolan en la mayoría de los casos como una moda, por estar del lado del débil del cuento, y así son atrapados por los profesionales en esta batalla cultural, en la que se nos juega la vida entre una sociedad libre y otra atada a dogmas, a líderes supremos, a policías de la moral que te pueden azotar en plena calle (en el mejor de los casos) si consideran que llevas mal puesta alguna prenda.
Mientras los países democráticos, que cada día son menos, están enfocados en la economía, siempre echando cuentas, la izquierda radical en asociación con el salafismo lo que hacen es echar cuentos, que los jóvenes engullen y enarbolan en la mayoría de los casos como una moda
Las dos democracias más poderosas, Estados Unidos en occidente e Israel en Oriente, están atravesando una prueba de fuego; de por sí me atrevería a decir que las bases de sustentación de la democracia norteamericana se están debilitando asombrosamente, debido a que ha sido permeada desde hace años por la alianza progresista-salafista, en donde el socialismo real cambió el símbolo de la hoz y martillo por el de la kefia, aunada a la cultura woke donde están movimientos como Black Lives Matter entre otros. Por otro lado, la democracia en Israel está bajo la presión a lo interno, cuyo desenlace se espera al final del conflicto como de las resultas del conflicto mismo.
Nosotros no podemos ser solo testigos presenciales de este pandemónium, nos toca fortalecer nuestros conocimientos, nuestra lucidez, ser agentes de esclarecimiento, del llamado a la coexistencia y a la fraternidad de aquellos que por ignorancia o moda han sido captados por esos extremos violentos que quieren socavar nuestra civilización.
Mi deseo es ver un Israel fortalecido en paz con todos sus vecinos, y que llegue el momento en que se elija a un liderazgo palestino, aupado por sus vecinos, para formar un Estado que crea en la paz, en la coexistencia, que no eduque en el odio ni en el martirio, y reconozca a Israel como su vecino legítimo.