Tendrá que actuar con cuidado al abordar varias cuestiones candentes, entre las que destacan el hospital Shifa y la amenaza cada vez mayor de Hezbolá
Yoav Limor*
Ahora que han pasado casi seis semanas desde que estalló la guerra, Israel enfrenta la tarea de hacer malabarismos con seis desafíos inmediatos de una manera que maximice sus logros en el conflicto.
Primer desafío: la guerra terrestre. Las FDI completarán esta semana la toma de toda la ciudad de Gaza, como parte de la consolidación de su control en la parte norte de la Franja. Tendrá que actuar con cuidado al abordar varios problemas delicados, entre los que destaca el Hospital Shifa.
El dilema es claro: por un lado, atacar una instalación crítica de Hamás afectará sus capacidades y demostrará su vulnerabilidad; por el otro, equipará a los adversarios de Israel con la afirmación de que no tiene líneas rojas.
Se espera que los combates en sí se vuelvan aún más complejos a medida que Hamás intente defender sus activos más críticos. Prueba de ello fue la explosión del túnel capturado donde murieron cuatro combatientes el viernes, un incidente operativo cuyo informe posterior debe producir lecciones críticas para evitar que se repita esa tragedia. A estas dificultades se sumarán las condiciones meteorológicas (lluvias a mitad de semana) que dificultarán tanto las actividades aéreas como terrestres.
Segundo desafío: evitar una conflagración en múltiples frentes. El segundo desafío es evitar una escalada en otros ámbitos. Puede que Hezbolá no busque la guerra, pero el desafío que plantea su dirección es cada vez mayor. Además de los incesantes lanzamientos de misiles desde Yemen y la creciente presión de Iraq, las FDI deben mantener la disuasión y evitar una escalada en múltiples frentes, lo que les permitirá seguir centrándose en Gaza. También hay creciente malestar en Judea y Samaria, tanto por solidaridad con Gaza como por la difícil situación económica (alrededor de 150.000 palestinos a los que no se les permite trabajar en Israel). Israel debe estar atento para garantizar que Cisjordania no se desborde y, como parte de esto, también frenar las actividades violentas de los provocadores de extrema derecha.
Soldados israelíes en Gaza (Foto: AP)
Tercer desafío: los cautivos. Hay negociaciones en curso para un acuerdo importante que supuestamente incluiría la liberación de alrededor de 100 rehenes a cambio de un alto el fuego que duraría varios días, pero la probabilidad de lograrlo es solo moderada. Sin embargo, el establishment político y de seguridad se va a dormir todas las noches y se despierta cada mañana con las imágenes de los 239 cautivos en sus mentes. Es probable que se estén realizando esfuerzos, tanto operativos como diplomáticos, para abordar la cuestión, pero en algún momento también será necesario presentar resultados.
Cuarto desafío: asegurar la legitimidad para una campaña más larga. Si bien la mayoría de los gobiernos de Occidente y de la región siguen apoyando a Israel, también hacen más preguntas y enfrentan crecientes críticas públicas. Esto significa que Israel tiene que invertir más en diplomacia y al mismo tiempo proseguir la guerra en Gaza, intentar minimizar el daño a los no combatientes, y posiblemente ofrecer ciertas concesiones humanitarias a cambio de que la comunidad internacional sea más indulgente.
Quinto desafío: la defensa de Israel en el extranjero. Las acciones de Israel han sido deficientes en esta área, particularmente durante el año pasado. Si bien es posible que no gane en este ámbito, debe mejorar significativamente su capacidad para contrarrestar a sus enemigos, incluso reclutando inmediatamente a los mejores expertos y empresas especializadas en este campo.
Este frente ha sido descuidado debido al ego y la política, pero el bienestar del país debe prevalecer sobre otras consideraciones. Este ámbito podría tener un impacto importante en las decisiones de los líderes, el grado de hostilidad hacia Israel, los israelíes y las empresas israelíes, así como el antisemitismo en todo el mundo.
Sexto desafío: evitar una crisis económica. Israel tendrá que garantizar que la economía se mantenga estable, especialmente proporcionando soluciones a quienes han tenido que evacuar sus hogares debido a los combates, principalmente los habitantes de las aldeas cercanas a la frontera con Gaza. Aunque el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, se ha jactado de haber hecho mucho, no hay muchos resultados que mostrar.
Por ejemplo, el kibbutz Beeri, que sufrió el golpe más duro el 7 de octubre, informó recientemente que necesita 10 millones de shékels (unos 3 millones de dólares) para trasladar sus negocios a donde sus residentes han sido desplazados: la zona del Mar Muerto. ¿Cuánto han recibido del tesoro hasta ahora? Dos millones de shékels (unos 500.000 dólares). Para aquellos que se lo preguntan, Smotrich aún no los ha visitado.
*Periodista y analista de defensa.
Fuente: Israel Hayom.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
1 Comment
Con total honestidad pienso que algunos de los desafíos que relata el comentarista están fuera de tiempo, en estos momentos de guerra y necesidad absoluta de ganarla.Son importantes sin duda pero ..más tarde, cuando se haya alcanzado la victoria se preocupará Israel por su relación con la diáspora.combatir el antisemitismo,controlar la extrema derecha de Cisjordania, ver que pasa con los palestinos que se quedaron sin trabajo.Israel debe seguir, sin respetar líneas rojas de campañas distintas.En está guerra los hospitales son nido de terroristas, los palestinos son asesinados por sus compatriotas,las ambulancias transportan terroristas, los coches de bebe armas. Una guerra inédita de asesinato a mansalva de sociedad civil israeli , en la que, tristemente, los pensamientos de solidaridad hacia el pueblo palestino están bastante diluidos.